EL AGRAMADERO DE CONCUD
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Agramar, majar, golpear, tundir, aporrear, sacudir. En inglés: scutch.
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Mantiene prácticamente intacta su estructura y es de fácil recuperación. La actividad en torno al cáñamo se perdió en el año 1958 tras decretar la prohibición de su cultivo por considerarlo una variedad de la Marihuana. Recuerdo que de niño, en el entorno de la estación minera de Cella, había gran cantidad de sembrados que producían unos tallos que sobrepasaban en mucho mi talla. Al entrar en Cella se veían unas cimas/rimas de cáñamo almacenado para su tratamiento.
El cáñamo se sembraba normalmente en septiembre y se recogía en abril, en toda nuestra área del Jiloca y del Alfambra. Así como la mies se siega, el cáñamo se arranca y luego se sacude para quitarle la tierra pegada a las raíces. Después de seco se sacudía otra vez para eliminar la hojas y los cañamones. Los cañamones, se vendían, se daban a los pájaros y se urilizaban para las tortas de San Antón (17 de enero) en San Julián. Por estas fechas, octubre y noviembre el cáñamo se metía en balsas para ablandarlo, se tenía así durante unos 21 días. A continuación, una vez ablandado y tras perder parte del agua se llevaba al horno donde se colocaba sobre las trancas bien acondicionado. Luego se prendía fuego por la parte de abajo del horno con restos del mismo cáñamo. Una vez turrado se sacaba y se hacia la propia acción de agramar en la que también solía utilizarse lejía. Se dice que agramar es la acción de majar el cáñamo para separar la fibra de la paja (corteza).
Una vez obtenida la fibra, en Concud se procedía a elaborar la suelas de las apargatas, primero haciendo trenzas y luego cosiéndolas. Para hacer estas faenas, las gentes se reunían en los carasoles de la cuevas.
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Agramadero de Concud.
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Trancas del horno.
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