VEINTIÚN CONCEJALES CONSUMARON EL DESASTRE
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Ayer, 22 de noviembre del 2012, fotografiamos la Plaza del Torico de Teruel. La obra de reforma se ha dado por concluida y el resultado es el que se ve. La última foto no es nuestra y pertenece al proyecto original de la obra. Con ella se puede comparar lo que va de la idea original a la realidad que hoy vivimos. Sabemos quién es el culpable del desastre, quién se ha tenido que hacer cargo de los despojos del naufragio y, sabemos también, quién o quiénes no han sabido dar alternativas para una resolución correcta del problema. Ahora que se está celebrando el centenario del modernismo da pena observar la orfandad de ideas que padecemos en nuestra capital a la hora de dar respuesta exacta y adecuada a un problema. Se trata, nada más ni nada menos, que del Salón de la Ciudad. Espacio público de primera magnitud, recibidor del viajero, núcleo esencial y cultural a lo largo de la historia. Plaza del Mercado o de la Villa. Plaza de Carlos Castel y, sobre todo, Plaza del Torico. Lugar donde está colgado de una columna el emblema de la ciudad y que congrega a la ciudadanía el día de su fiesta, La Vaquilla. A sus pies: la chapuza total. Seguro que ahora habremos dado a los valencianos nuevos argumentos para el chiste fácil, cuando vean a los pies del Torico, esas inciertas luciérnagas brillar: asimétricas y desparramadas en un rodalico.
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Así fue la "idea" original.
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