Las nogueras, tradicionalmente, no eran objeto de cultivo. Constituían un aprovechamiento marginal y más en una zona en la que a menudo se helaba la flor (Tortajada) y eran raros los años que había cosecha. Por esa razón, como puede verse en la fotografía, las nogueras se situaban en los brazales o en las márgenes de los campos de cultivo. La nuez va cayendo al suelo a medida que se abre el caparazón verde que la envuelve, por esa razón, el propietario, a menudo, recogía diariamente las nueces que iban cayendo hasta que, finalmente, un día las vareaba (sacudía) y replegaba todos los frutos del árbol.
Para correr, un caballo;
para sombra, una noguera;
para enamorar a un hombre,
una morena lambreña.
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