LAS MURALLAS DE TERUEL
Por Juan Eugenio de
Hartzenbusch
(1851)
Moros cuesta abajo
van
corriendo a todo
correr:
menos que vinieron
vuelven,
aciaga la lid les
fue.
Villa que se labra
nueva
presumieron
sorprender
valencianos que
montaban
ligeros potros de Fez.
Propicia hubieron la
noche,
contrario el
amanecer,
sintiéronlos en el
muro
cuando llegaron al
pie.
Tocan armas los de
dentro,
salen y en pugna
cruel
matan, mueren,
triunfan, salvan
su libertad y su fe.
Lejos de rendir
cautiva
los moros la villa
fiel,
ciento que en ella
quedaron
cautivos quisieron ser.
Sepulturas hay que
abrir
allí por primera vez
y ciento veinte hoyos
tienen
los vencedores que
hacer.
Una basta para todos,
dijo el avisado juez
que la villa
gobernaba
con omnímodo poder.
A la parte de Occidente,
aún sin muralla se
ve,
la zanja para el
cimiento
dejamos abierta ayer.
Allí, a cristianos y
moros
común sepultura den,
si vergonzosa a los
unos
a los otros de honra
y prez.
Gloria del pueblo
será,
permítalo Dios, amén,
que puedan decir
mañana
sus hijos con
altivez:
Sobre huesos de
valientes
muertos peleando bien
fundados están los
muros
de la villa de
Teruel.