SAN JULIÁN, RABAL,
POMECIA Y OLLERÍAS DEL CALVARIO
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LAS ARCILLAS
José Antonio Labordeta
Estas arcillas viejas,
estas arcillas pobres,
sólo crean
miseria,
sólo producen hambre.
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Desde
el mirador de la Estación de Autobuses, en la Ronda, puede divisarse la
panorámica de este conjunto de viviendas ubicadas en la Rambla de San Julián y
barrancos circundantes. Es un barrio que creció entorno a los arcillares de la Rambla y en total
anarquía. El conjunto del caserío tiene su límite hacia el naciente en los
cortados que quedan de las viejas explotaciones de arcillas y en el muro que
representa la llamada Vía Perimetral de Barrios. Desde este nuevo eje de
comunicaciones y a la altura de Los Monotes (restos de explotaciones de arcillas) quieren hacer la salida hacia el
futuro Hospital de Teruel. La nueva vía de comunicación con El Planizar
(antiguo vivero forestal del Estado , donde irá ubicado el nuevo hospital), tiene que
salvar un collado bajo el cual discurre la traída de aguas de la Peña el Macho
(La Mina de la Caguera) que hiciera Pierres Vedel en el siglo XVI y que está declarada
BIC (Bien de Interés Cultural).
La
descabellada idea del equipo municipal de la alcaldesa Lucía Gómez, colocando
en lugar tan inapropiado el nuevo hospital ha hecho que todas las miradas se
fijen en estos barrios. Que el despreciado barrio de los gitanos sea ahora
terreno codiciado para la construcción y que menudeen las actuaciones
municipales tratando de crear parques y zonas ajardinadas que den atractivo a
esta hondonada. También se ha gastado millón y medio de euros (aprox.) en un
ascensor que te sube desde la Cuesta de la Jardinera a la estación de
autobuses, en un santiamén. El olvidado y menospreciado barrio de San Julián es
ahora objeto de la mayor atención. También y bajo el viaducto nuevo, en lo que
fuera Asilo de Ancianos, se piensa instalar el nuevo conservatorio de Música de
Teruel. Paralelamente, se planifica el Centro de Interpretación de la Cerámica
de Teruel en los viejos alfares de los Górriz. Darles un aire nuevo a estos
destartalados barrios e intentar seguir con el negocio de ladrillo, es el
objetivo.
Al
otro lado de la rambla de río Seco, entre la masada Roya, la Huerta Nueva y Los
Baños de la Huerta Nueva, un grupo de empresarios han comprado unos terrenos
con el fin de ofrecer una alternativa más plausible a los próximos usuarios y
trabajadores del Hospital. Esta nueva actuación, en este tramo virgen del río
Alfambra, dará al traste con un espacio natural preservado, inopinadamente, a
través de los siglos. Paradójicamente para esta agresión a un espacio natural
virgen, no se ha montado ninguna de esas “mareas verdes o pardas” ni
plataformas de esas que ya tiene el río en su tramo más alto (Aguilar) y a las que tan a menudo
estamos acostumbrados. Réquiem, pues, por la Huerta Nueva.
Todas estas actuaciones y planificaciones
vienen retrasándose porque estamos en crisis y, porque los accesos al hospital
están sin hacer. A estas alturas el beneficio especulativo está perdido, en gran parte, debido a la
crisis del ladrillo y porque la construcción de un hospital nuevo, que tampoco
era necesario, se está larvando en el tiempo. Se trataba de evitar la crisis
del ladrillo por parte de los que dicen combatirla y una excusa perfecta es un
hospital, que como todo el mundo sabe, crea en su entorno un área residencial.
Estrategia tan clara no podía fallar, dos hospitales: uno para Teruel y otro
para Alcañiz y la provincia estaba salvada. Además de la ganancia urbanística, a los partidos que hicieran
los hospitales les iban a llover los votos. Todo un negocio redondo.
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Viejo asilo de San José, fachada modernista.
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Cerro de los Alcaldes y arcillares.
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Panorámica del barrio de San Julián.
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Torre del nuevo ascensor.
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Accesos al ascensor desde la Ronda.
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