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miércoles, 22 de abril de 2020

Abril2020/Miscelánea. LA DIÓCESIS DE TERUEL UN LIBRO DE JOSÉ MANUEL LATORRE CIRIA

La diócesis de Teruel (de los orígenes a la Ilustración), Libro de José Manuel Latorre Ciria.
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¡LEAN… LEAN…!
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Con la decisión de San Pablo de predicar a los gentiles, el cristianismo, una secta judía de nazorreos, da el gran paso de extenderse por todo el mundo conocido en ese momento. Con el emperador Constantino se convierte en la religión del Imperio. Mientras, los evangelistas y los Padres de la Iglesia van dando formato teórico a una doctrina y a una institución, la Iglesia, que perdurará más de 2.000 años y que será determinante en el devenir del mundo occidental.  La caída del Imperio Romano supone un paso atrás para los cristianos, pero, rápidamente se recomponen y su religión se instala de nuevo entre los bárbaros ya romanizados y cristianizados.
En el siglo VII aparece con fuerza una nueva religión, el islamismo que habría de ser la piedra de toque para los cristianos. Por un momento ven retroceder su espacio natural, el heredado del Imperio Romano, por el empuje de los seguidores de Alá.  Pero, frente al Islam, se van a curtir en dura lucha, tanto intelectual como físicamente, por recuperar la hegemonía de los territorios  que pertenecieron al Imperio romano. Pero, sobre todo,  se anhela con llegar a Jerusalén.
El cristianismo y su instrumento terrenal, la Iglesia Católica, se van a convertir, en la superestructura ideológica que guiará los pasos de la Reconquista, creando reinos y estimulando la lucha mediante privilegios (bulas) en las llamadas Cruzadas. La Península Ibérica constituye en sí misma una Cruzada y la línea directriz de su reconquista la llevará la Iglesia Católica.
Vamos a centrarnos ahora en lo que sucedió en la Península desde la llegada de los “moros”.  En primer lugar, la ocupación del espacio peninsular y su dominio fue menor de lo que se difunde hoy en los libros de texto y en la mayor parte de los libros de historia. Se suele señalar que fueron setecientos u ochocientos años de dominio musulmán, y no fue tal.
En el periodo de dominio musulmán de la Península que abarca desde su llegada hasta la caída del Califato de Córdoba, se define el papel que va a cumplir la Iglesia. La mayor parte de la península no es ocupada por los musulmanes quedando grandes espacios vacios.  Por ejemplo desde la frontera del Duero hasta el Cantábrico es escasa la presencia de los árabes. Pero, el dominio efectivo de estos territorios se constata en el cobro de impuestos. Un reciente estudio de la universidad del País Vasco ha definido el papel de la existencia de almohajas. Almohaja significa cabalgada y era un grupo de caballeros que se instalaba cerca de un obispado para recoger los impuestos y bajarlos al Califato de Córdoba. En Teruel existe el pueblo de Almohaja, próximo al obispado de Albarracín, y que cumplió esta función hasta principios del siglo XI. Cae el Califato de Córdoba nacen las Taifas y la Iglesia crea el Reino de Aragón.
Han cambiado las tornas. A partir de ese momento, las “parias” las cobrarán los cristianos a las taifas moras si quieren vivir en paz.
De esta manera se define el papel que va a tener cada cual en el proceso de la Reconquista.  La Iglesia es la directora del proceso (teoría), la beneficiaría de tierras e inmuebles y, la recaudadora de impuestos (praxis) para la magna empresa. La Iglesia se convierte en un superpoder. Los nobles aportaran los hombres con su impedimenta para las batallas (hay pocas), la ocupación del territorio y, los reyes, serán el instrumento de la Iglesia para llevan a buen puerto la empresa de conquista y conversión. En Aragón, ejemplo de este rey afín a los dictados de la Iglesia es, Alfonso I el Batallador. Este esquema funciona hasta la conquista de Granda por los Reyes Católicos. Acabada la Reconquista de toda la península, debería haberse replanteado el esquema anterior, pero, nada se hace.
La iglesia les señala a los Reyes Católicos el nuevo frente de conquista y evangelización: se trata de América.  De esta forma, la fiesta de la Virgen María que se celebraba el día 2 de enero, día en que vino en carne mortal a Zaragoza a  dar ánimos a Santiago, pasa a celebrarse el día 12 de octubre con el nombre de Patrona de la Hispanidad.
A partir de ese momento los reyes se fijarán en América y crearán una “Armada” potente para traer dinero con el que mantener sus dominios. En el interior de la Península nada cambia.
Como ya no hay que aportar dinero para la reconquista los  tributos se los queda la Iglesia. Y es durante los siglos XVI, XVII y XVIII, cuando la Iglesia alcanza su esplendor en la provincia de Teruel. Se derriban o reforman las viejas iglesias dándoles una apariencia tardogótica, renacentista o barroca. De tal manera que el registro de los bienes eclesiástico nos dan una pista cierta del enriquecimiento del clero. De este enriquecimiento desproporcionado nace un sentimiento anticlerical que ha durado hasta nuestros días. La Unión de Armas es el punto culminante de este proceso, pues los reinos castellanos, ya no puede soportar por si mismos los gastos y pide que todos concurran en apoyo de la corona. En Teruel es un ejemplo positivo, Fray Juan Cebrián, que llegó a ser virrey de Aragón.
Así las cosas en el siglo XVIII va a iniciarse un proceso que alcanzará todo su significado durante el siglo XIX, se trata de las desamortizaciones: “La desamortización se define como la acción legal para liberar los bienes de manos muertas (que pertenecen a la Iglesia, la nobleza o un municipio, etc.) de manera que puedan ser vendidos. Ésta afectó a toda clase de bienes. Y si bien, la más conocida de ellas es la desamortización del ministro Mendizábal, ésta no fue ni la primera ni la única. No obstante, se puede considerar como la más «virulenta», al menos para la institución eclesiástica. Se han sucedido numerosas desamortizaciones entre las cuales se señalan: la expulsión y extrañamiento de la Compañía de Jesús en el año 1767 considerada por numerosos historiadores como la primera desamortización; la desamortización de Godoy decretada en el año 1798 y que afectó a los hospitales, colegios, casas de misericordias, hermandades, cofradías, etc. y en la que se pusieron en venta numerosas propiedades rústicas y urbanas; la desamortización de José I aprobada en el año 1809, también condicionada por los momentos bélicos que padecía la nación española y que supuso la primera destrucción y pérdida del patrimonio artístico español; la desamortización de las Cortes de Cádiz decretada en el año 1812 y de poca duración; la del Trienio Constitucional que no supuso una supresión completa de todas las comunidades religiosas salvo de aquellas que tenían menos de doce regulares, las grandes desamortizaciones de Mendizábal y Espartero de los años 1835 y 1841 respectivamente, que en la mayoría de los casos supuso la exclaustración definitiva y supresión de todos los bienes rústicos, urbanos e incluso culturales, la desamortización de Madoz en el año 1855 que afectó directamente y de manera especial a los Ayuntamientos, y la desamortización de la revolución gloriosa de 1868 que redujo aquellas comunidades que habían pervivido a las desamortizaciones previas.” EL PATRIMONIO DE LA DESAMORTIZACIÓN. DE LOS BIENES CULTUALES Y CULTURALES Manuel Antonio Ramos Suárez.
El anticlericalismo es una de las notas que más definen el pensamiento de la mass media española. Siendo punto esencial a la hora de decantarse ideológicamente un español.  La persecución a la Iglesia Católica en la Guerra Civil (36-39) fue mayor que la desarrollada  por el Imperio Romano.
En la actualidad y tras atravesar unos siglos, XIX y XX, de mucha conflictividad entre la Iglesia y el Estado, las relaciones entre ambos poderes se rigen por un documento que se llama “El Concordato” y que establece los acuerdos entre el vaticano y el Estado Español.
Por lo que respecta a Teruel y Comunidad de Aldeas y después, a su obispado, traemos  hoy estos dos libros. Uno de Juan José Polo Rubio del año 1984 y éste, recién escullado, de José Manuel Latorre Ciria.
Conocer la historia de nuestra Iglesia local (episcopal) es fundamental para entender nuestra historia. ¿Es Teruel un espejo de lo que hemos dibujado en este artículo? Lean… lean…
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Jaime Jimeno de Lobera (1580-1594) Organizador de la Diócesis de Teruel. Libro de Juan José Polo Rubio.
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