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miércoles, 15 de abril de 2020

Abril2020/Miscelánea. ¿CÓMO SALIR DE LA CRISIS DEL COVID-19?


LA ENORME CRISIS DEL COVID-19
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Se suele decir que la mentira tiene las patas cortas pues, con gran facilidad, se la alcanza. En España, básicamente, los dos partidos mayoritarios (PSOE y PP) se han montado en la dialéctica de la fuga, de seguir hacia delante, de escapar del presente, de obviar la realidad, de no querer ver lo que pasaba en su entorno. Esperaban que con este huir de la realidad y de no tomar decisiones traumáticas les permitiría seguir tirando y seguir, tan ricamente, turnándose en el poder.
Pero, ha llegado el Covid-19 y ha dejado en evidencia las carencias de nuestra sociedad. Como teníamos las “patas cortas” nos ha pillado la clamorosa verdad. Para empezar, un Gobierno incompetente, cuyo presidente copió su tesis doctoral y una pléyade numerosísima (jamás vista) de ministros que apenas cabe en la mesa del Consejo de Ministros (nunca tantos hicieron tan poco). Son el resultado de un sistema educativo que hace aguas por todos los lados. Dice un adagio que los tres puntos esenciales de todo Gobierno deben ser: primero, educación; segundo, educación y, tercero, educación. Bien, pues en España se ignoraron sistemáticamente los Informe Pisa y se continuó como si nada hubiera pasado. Los debates sobre educación se centraban y centran en temas marginales e ideológicos básicamente sobre dos “marías”: religión y educación para la ciudadanía. Mientras, salen del aula montañas de niños analfabetos funcionales. Carne de cañón dispuesta a votar a los que les daban el título sin trabajar. Sabedores del desastre educativo en que está inmersa España, la mayor parte de los altos y medios cuadros dirigentes del PSOE, llevaban y llevan a sus hijos a la educación privada mientras desde la tribuna política, hipócritamente, anatemizan esa educación que quieren para sus hijos. Se ha mantenido el paripé de la escuela rural con hasta “tres” alumnos por meras cuestiones de imagen y de propaganda política pero que en nada benefician a esos alumnos que dormitan sobre una ficha o juegan con el/la tablet de Internet porque no tienen alumnos para jugar un partido de futbol.
Si incumplimos, flagrantemente, los tres puntos básicos de del hipotético programa político que hemos señalado arriba, que decir del resto de actividades humanas de nuestra sociedad. Pues, que corren peor suerte que la educación.
Sobre la higiene y sanidad podemos decir otro tanto de lo mismo. La propaganda ha sido clamorosa y no había tertuliano que no repitiera y ponderara que teníamos: “LA MEJOR SANIDAD DEL MUNDO”. Una afirmación que lleva en sí, un dardo envenenado. Si la educación es claramente deficiente, cómo luego, los profesionales son los mejores. Si los políticos son manifiestamente mejorables, cómo van a gestionar con la mejor eficiencia del mundo nuestro Sistema Sanitario. Un sistema es un conjunto de elementos articulados y un sistema sanitario lo es igualmente. Pero, además, nuestro sistema sanitario está fragmentado en diecisiete comunidades autónomas. Esto ha ocasionado que  con ocasión del covid-19 y el Estado de Alarma el ministerio del ramo se viera desbordado ya que, al no tener competencia alguna en sanidad, no sabía ni a quién comprar una simple mascarilla (desastre total).
El resultado es que, porcentualmente, somos el país del mundo que más muertos tiene por el covid-19.
Se pueden sacar consecuencias de tanta desgracia… ¡SÍ! Se van a sacar… ¡LO DUDO! Y no se sacarán por  la sencilla razón que ningún partido trabaja ni piensa en el bien de la NACIÓN, de los ciudadanos, y sí, en el del propio partido con el fin de ocupar SILLÓN.
Educación y Sanidad, deben volver a las competencias del Estado Central. Recentralizar estos dos ministerios es fundamental. Pero, para que eso suceda y no nos pille otro covid-19, debemos tener un Gobierno fuerte, firme y sin complejos, que quiera hacer las cosas bien. Un Gobierno con altura de miras que sepa recomponer las partes esenciales del Estado y sepa restaurar la más que maltrecha economía. Restar la dependencia de China creando una industria nacional propia y flexibilizando el mercado laboral para dar oxígenos a las empresas. A su vez es fundamental reducir la enorme “masa de políticos”, empezando por el Congreso y el Senado y siguiendo por las comunidades autónomas, diputaciones, comarcas, hasta llegar a los ayuntamientos.
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