EL TRINCHERAS
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Queridos amigos Gacheros: Espero que
al recibo de ésta os encontréis bien de salud, yo también, a Dios gracias. Como
mañana no podré ir a Sarrión os mando estas letras para que estéis avisados.
Por otro lado, los chicos os mandan recuerdos, van bien con sus estudios y,
ahora, muy contentos porque vamos a hacer la conserva. Barruntan que las
tenajas se van a llenar de adobo y eso les despierta la imaginación. “Yo voy a comeme dos tronchos” dice el zagal…
pues yo, ¡tres! le contesta la Menzianica. Así andan todo el día que es un sinvivir. Particularmente os escribo para deciros que
me acuerdo mucho de vosotros, sobre todo os rememoro cuando estoy en “petit
comité” departiendo con el señor Roca, ese gran amigo que os manda, también, inodoros recuerdos.
Como presumo que la jornada va a ser dura y el trajín agotador os envío a “El
Trincheras”. Vosotros ya sabéis quién es. Juan Ramón Jiménez ya habló de él en
un libro y es muy famoso. “El Trincheras” os ayudará, podéis echarle las alforjas a la subida, a él
no le importa. Pero, eso sí, procurar darle un pienso cuando vosotros estéis “a
machete” con las viandas. No me lo manoseéis, ni me lo beséis, que luego no para
en toda la noche de rebuznar y no deja dormir a nadie. Os dejo a “El Trincheras”
atado a la puerta de entrada a Sarrión (Puerta de Teruel) y lo distinguiréis entre
todos los burros que hay en Sarrión por esta descripción: “El Trincheras es
pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que
no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos
escarabajos de cristal negro". (JRJ)
A la vuelta me dejáis a “El
Trincheras” en la gasolinera, pero ¡ojo!, no le echéis diésel: no le gusta;
mejor “gasofa del 36”.
Por cierto, la última vez que estuve por ahí, por esas trincheras afilando balines, ahora hará los 81 años (¡mecá, mecá!), me dejé (con las prisas) la petaca, el papel y el chisquero. La conoceréis porque, la petaca, lleva gravada unas letras que dicen: RESOPLA 1937/1938.
Por cierto, la última vez que estuve por ahí, por esas trincheras afilando balines, ahora hará los 81 años (¡mecá, mecá!), me dejé (con las prisas) la petaca, el papel y el chisquero. La conoceréis porque, la petaca, lleva gravada unas letras que dicen: RESOPLA 1937/1938.
Chupándome la punta del lapicero y en
espera de que lo pasen ustedes muy bien, se despide: SETA QUE LO ES.
En Teruel, a tantos de tantos, del año que se pirdió Cuba.
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