A RUFINO ESCUDER ZAERA
(In memoriam)
*
El Orrios nació, en
Orrios vive
y en la dulce
complacencia de esta vega
regada por el agua del Alfambra:
tu sereno recuerdo, ¡aquí pervive!
*
Bajo el peirón en que
jugó de niño
esta tarde paseando,
de improviso,
hemos visto florecer narcisos
amarillos
y en cada flor, sus
ojos de chiquillo.
*
Como una golondrina
migratoria
marchó a la busca de mejores ecos:
del trinar de pájaros más dulces,
de conceptos más puros y más éticos.
*
Era febrero y Granollers
lanzó un gemido:
nadie supo por qué,
nadie lo dijo.
Murió una sola nota, un
verso suelto,
un poeta veraz sin
pluma y sin contento.
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En estas tierras
feraces del Alfambra,
a retaguardia del
ejercito enemigo,
vino Miguel Hernández*
en palabra
a regar con su voz
los verdes trigos.
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Por la fecunda
costura de su boca,
como un Miguel Hernández
redivivo,
dijo Rufino su
VERDAD, bebió su VINO
y murió en la soledad
y en el olvido.
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Hoy, tienes el
recuerdo de este amigo.
Hoy, tienes tus
palabras en mi boca.
Tienes, mi desolado corazón en rebeldía
y mi voz... tienes dispuesta, a toda costa.
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* En la pasada Guerra Civil y más concretamente durante la Batalla de Teruel, el poeta Miguel Hernández estuvo en Orrios excitando con sus versos a las tropas republicanas.
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* En la pasada Guerra Civil y más concretamente durante la Batalla de Teruel, el poeta Miguel Hernández estuvo en Orrios excitando con sus versos a las tropas republicanas.
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Bajo el peirón de Orrios, esta primavera, han florecido de nuevo los narcisos.
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Aquí, la primavera que siempre vio Rufino.
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