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viernes, 17 de abril de 2015

Abril2015/Miscelánea. CONSIDERACIONES PREELECTORALES (VI). TODO EL PODER A LOS YAYOS.

EL VALOR DEL VOTO
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No solo Margarita Nelken, otras diputadas socialistas y parlamentarios de izquierda se opusieron a otorgar a la mujer el derecho a votar en la Segunda República.
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La lucha por el poder deja a todos sin excepción en serias contradicciones. Esto se ha visto desde la caída de la Monarquía Absoluta y la disputa del control económico-social por los diversos sectores de intereses que conforman una nación. Los diferentes partidos pedirán el voto según los casos en nombre de la razón, de la libertad, de la paz, del pueblo, del orden, de la justicia, de la democracia… y así un largo etcétera. Tal es así que el movimiento obrero era contrario al aborto ya que, a mayor numero de obreros, más posibilidades de obtener el poder. Fue favorable a la huelga general del campo durante la Segunda República en año de excepcional cosecha, pues obrero hambriento, obrero dispuesto a hacer la revolución. Tampoco el partido socialista hizo la reforma Agraria, ya que si el campesino se hacia pequeño propietario se tornaba conservador. También, y en esta línea tendente a desmitificar la historia, las izquierdas durante la Segunda República, trataron de evitar que la mujer votara. Pues, la mujer era un voto muy conservador. Recuérdese la diferente educación entre el hombre y la mujer: los niños, aún con Franco, hacíamos lenguaje y matemáticas… las niñas labores y catecismo (esto lo he vivido yo). Por eso Indalecio Prieto cuando se aprueba la norma para que la mujer vote viene a decir: acabamos de darle una puñalada mortal a la Segunda República. Así han si do las cosas. La disputa por el voto tiene estas curiosidades. Actualmente el punto flaco de la derecha española es la corrupción. No porque la izquierda sea pura y santa, si no porque la mayoría de la gente tiene el síndrome de  Robin Hood. Piensa que la izquierda roba para el pobre y para dar subvenciones. Se ha demostrado con Andalucía en las pasadas elecciones. Allí, además del consabido “pesebre” la gente no ha castigado a un partido cuya corrupción es la más alta de España y en cantidad numeraria, de toda su historia. Sin embargo, a Rodrigo rato lo acorralan y abuchean en la calle, antes de sentencia judicial, por un delito (sí) pero fiscal. Es robo pero no ha sustraído dinero del Estado (como los ERE), es verdad que tampoco ha aportado lo que debiera y desde luego no se le excusa de ninguna manera. En todo caso cabe esperar a que se pronuncien los jueces  para no emitir juicios de valor infundados.
Estamos en año electoral y la disputa del voto es acalorada pues de ello depende tener el culo pegado en el sillón durante otros cuatro años. Por sectores sociales y tirando de tópico se dice que la juventud es de izquierdas. Lo acepto, sin embargo, desde que tenemos democracia, más de un millón de niños han sido abortados en España. Por ello y por la tendencia a disminuir la natalidad, la sociedad se está envejeciendo a marchas forzadas. Desde el año 2011 estamos perdiendo población (crecimiento vegetativo negativo). En las tablas, que cualquiera puede ver sobre la evolución de la población española, se observa un fuerte envejecimiento de la población y las que tienen vida más longeva, son las mujeres. De tal forma que su poder de decisión crece año tras año. El primer efecto del envejecimiento de la población es que los programas electorales, particularmente los de izquierdas, se suavizan enormemente. Entre los 40 años y los 85 que constituyen el grueso de los votantes, no gustan los fuegos artificiales ni las aventuras revolucionarias tipo venezolano. Por ello hemos visto como Pablo Iglesias (antimonárquico visceral) acude al besamanos del rey en Bruselas y suaviza el desaguisado entre los suyos entregándole un regalo en tono simpático (esto fuera de protocolo). IU que ya ha tirado la toalla sigue en su erre que erre y no acude al acto.
La juventud es por naturaleza revolucionaria. No tienen nada que perder y sí mucho que ganar. Llegando a una edad prudencial, te casas. No con una mujer, te casas con una hipoteca cuyo vínculo es muchísimo más difícil de romper que el conyugal. Tienes hijos y viene la historia de los pañales, los colegios, la ropa, la hipoteca… mira a ver si nos ayudan tus padres… Si te divorcias la pringas bien. Así que lo mejor es aguantar las chorradas del suegro y procurar salir poco a poco del apuro. A la hora de votar puedes perder la cabeza y decir… lo tiro todo por la borda o, por el contrario: vamos a aguantar a ver si mejoramos la economía y los chicos nos dan un respiro. Para cuando tienes pagado el piso, el coche, el apartamento y unos dinerillos ahorrados en el banco: ya eres un conservador nato. Seguramente te han salido canas y has dejado de fumar. Tienes algún achaque y resulta que vas a ser suegro y si nadie lo remedia YAYO. Bien venido al club y dichoso si lo puedes contar. Muchos han caído en el camino. El infarto y la violencia de género son demoledores.
Bien, ahora somos mayoría los Yayos. Pero, ¿para que queremos el voto? Muy sencillo. Imagina que hemos hecho una cabaña en el campo con unos palos y unas ramas. Se trata de apuntalarla bien, no sea que venga una tormenta y se lo lleve todo al carajo. ASÍ ES EL ESPÍRITU DEL VOTO CONSERVADOR.
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