EL VALOR DEL VOTO
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No solo Margarita
Nelken, otras diputadas socialistas y parlamentarios de izquierda se opusieron
a otorgar a la mujer el derecho a votar en la Segunda República.
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La lucha por el poder deja a
todos sin excepción en serias contradicciones. Esto se ha visto desde la caída
de la Monarquía Absoluta y la disputa del control económico-social por los
diversos sectores de intereses que conforman una nación. Los diferentes
partidos pedirán el voto según los casos en nombre de la razón, de la libertad,
de la paz, del pueblo, del orden, de la justicia, de la democracia… y así un
largo etcétera. Tal es así que el movimiento obrero era contrario al aborto ya
que, a mayor numero de obreros, más posibilidades de obtener el poder. Fue
favorable a la huelga general del campo durante la Segunda República en año de
excepcional cosecha, pues obrero hambriento, obrero dispuesto a hacer la
revolución. Tampoco el partido socialista hizo la reforma Agraria, ya que si el
campesino se hacia pequeño propietario se tornaba conservador. También, y en esta
línea tendente a desmitificar la historia, las izquierdas durante la Segunda
República, trataron de evitar que la mujer votara. Pues, la mujer era un voto muy
conservador. Recuérdese la diferente educación entre el hombre y la mujer: los
niños, aún con Franco, hacíamos lenguaje y matemáticas… las niñas labores y
catecismo (esto lo he vivido yo). Por eso Indalecio Prieto cuando se aprueba la
norma para que la mujer vote viene a decir: acabamos de darle una puñalada
mortal a la Segunda República. Así han si do las cosas. La disputa por el voto
tiene estas curiosidades. Actualmente el punto flaco de la derecha española es
la corrupción. No porque la izquierda sea pura y santa, si no porque la mayoría
de la gente tiene el síndrome de Robin
Hood. Piensa que la izquierda roba para el pobre y para dar subvenciones. Se ha
demostrado con Andalucía en las pasadas elecciones. Allí, además del consabido
“pesebre” la gente no ha castigado a un partido cuya corrupción es la más alta
de España y en cantidad numeraria, de toda su historia. Sin embargo, a Rodrigo
rato lo acorralan y abuchean en la calle, antes de sentencia judicial, por un
delito (sí) pero fiscal. Es robo pero no ha sustraído dinero del Estado (como
los ERE), es verdad que tampoco ha aportado lo que debiera y desde luego no se
le excusa de ninguna manera. En todo caso cabe esperar a que se pronuncien los
jueces para no emitir juicios de valor
infundados.
Estamos en año electoral y la disputa
del voto es acalorada pues de ello depende tener el culo pegado en el sillón
durante otros cuatro años. Por sectores sociales y tirando de tópico se dice
que la juventud es de izquierdas. Lo acepto, sin embargo, desde que tenemos
democracia, más de un millón de niños han sido abortados en España. Por ello y
por la tendencia a disminuir la natalidad, la sociedad se está envejeciendo a
marchas forzadas. Desde el año 2011 estamos perdiendo población (crecimiento vegetativo negativo). En las tablas,
que cualquiera puede ver sobre la evolución de la población española, se observa
un fuerte envejecimiento de la población y las que tienen vida más longeva, son
las mujeres. De tal forma que su poder de decisión crece año tras año. El
primer efecto del envejecimiento de la población es que los programas
electorales, particularmente los de izquierdas, se suavizan enormemente. Entre
los 40 años y los 85 que constituyen el grueso de los votantes, no gustan los
fuegos artificiales ni las aventuras revolucionarias tipo venezolano. Por ello
hemos visto como Pablo Iglesias (antimonárquico visceral) acude al besamanos
del rey en Bruselas y suaviza el desaguisado entre los suyos entregándole un
regalo en tono simpático (esto fuera de protocolo). IU que ya ha tirado la toalla sigue en su
erre que erre y no acude al acto.
La juventud es por naturaleza
revolucionaria. No tienen nada que perder y sí mucho que ganar. Llegando a una
edad prudencial, te casas. No con una mujer, te casas con una hipoteca cuyo vínculo es muchísimo más difícil de romper que el conyugal. Tienes hijos y
viene la historia de los pañales, los colegios, la ropa, la hipoteca… mira a
ver si nos ayudan tus padres… Si te divorcias la pringas bien. Así que lo mejor
es aguantar las chorradas del suegro y procurar salir poco a poco del apuro. A la hora
de votar puedes perder la cabeza y decir… lo tiro todo por la borda o, por el
contrario: vamos a aguantar a ver si mejoramos la economía y los chicos nos dan
un respiro. Para cuando tienes pagado el piso, el coche, el apartamento y unos
dinerillos ahorrados en el banco: ya eres un conservador nato. Seguramente te
han salido canas y has dejado de fumar. Tienes algún achaque y resulta que vas
a ser suegro y si nadie lo remedia YAYO. Bien venido al club y dichoso si lo
puedes contar. Muchos han caído en el camino. El infarto y la violencia de género
son demoledores.
Bien, ahora somos mayoría los
Yayos. Pero, ¿para que queremos el voto? Muy sencillo. Imagina que hemos hecho
una cabaña en el campo con unos palos y unas ramas. Se trata de apuntalarla
bien, no sea que venga una tormenta y se lo lleve todo al carajo. ASÍ ES EL ESPÍRITU
DEL VOTO CONSERVADOR.
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