TRINCHERAS ROJAS
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Lo primero que me preguntó mi
acompañante fue si, aquellas trincheras, las habían construido ¿los Rojos o los
Nacionales? Para dejárselo claro, tuve que hacerle una pequeña explicación
aclaratoria. Verás, le dije. El Ejercito Republicano a finales del 1937 y
principios de 1938, cuando se inicia la Batalla de Teruel, ya tenía la guerra
perdida. La Batalla de Teruel fue una maniobra de entretenimiento con el fin de
prolongar la guerra y tratar de conectarla e inscribirla dentro de la Segunda
Guerra Mundial a punto de estallar. A Teruel la atacan 100.000 republicanos y
la defienden 4.000 franquistas, es decir, una operación en la que estaba
garantizado el éxito de antemano. Pero, una vez conquistada la ciudad de Teruel
el Ejército Republicano podía haber avanzado por dos valles: El valle del
Alfambra o el valle del Jiloca. Optó por el Alfambra, un valle estrecho entre
montañas y donde la defensa era y es fácil, precisamente a base de trincheras.
Por el contrario, dejaron abandonado el Jiloca, una “autopista” por la que
Franco llevó hombres y material bélico hasta la misma ciudad. Como bien pude
comprobarse, se trataba de resistir, de aguantar el mayor tiempo posible y de
ahí las trincheras. En una guerra “resistir es perder” y “atacar” es progresar
y ganar. El Ejército Republicano decidió “resistir” y perdió la guerra.
Las trincheras que parapetaban a los
soldados republicanos contra los ataques franquistas que venían desde el Jiloca,
son el símbolo y el recuerdo de una estrategia condenada al fracaso. Así fue.
Franco los barrió. Porque, si hay una posibilidad de ocupar un territorio ésta
es, atacando, progresando...
Ahora que estamos en una crisis
económica en la que se dice que todo puede esperar (carretas, trenes…) menos la
pobreza. ¡Mire usted por donde!, nos dedicamos a meter el dinero en estas “fantasías” o “locuras” ideológicas. Las personas
que fueron a “apañar” estas trincheras pasaron, forzosamente, por Rubielos de
la Cérida”, es más, el permiso de obras lo tuvo que dar el Ayuntamiento. Por
ello sabrán que en este pueblo apenas habitan 14 (catorce) personas y su futuro
es tremendamente incierto. Nunca se les ocurrió ofrecer algún tipo de
alternativa a esta gente o arreglar el patrimonio histórico. Tampoco se les
ocurrió reparar los desastres de aquella guerra que con tanto afán recuerdan
ahora.
No señor, nada positivo y conducente
a lograr el progreso de estas gentes que ocupan una tierra, dura y áspera. Pero, lo peor de todo es que vuelve a repetirse la historia, vuelven a ser víctimas
de ellos mismos. Se trata de los paneles informativos. Son de tan mala calidad
que están totalmente ilegibles ya. Así que, el circunstancial visitante no podrá
enterarse de nada. O tal vez sí. Porque
es posible que se vuelva a culpar al franquismo de unos paneles que ha destrozado
la intemperie por ser de malísima calidad… Ahora que lo pienso…, ¿culpar a Franco?... sería una
idea genial.
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