HEINEKEN
A estos jóvenes quieren dejarlos votar a los 16 años pero, no quieren darles, sin embargo, la mayoría de edad, para poder así seguir en la impunidad.
A estos jóvenes quieren dejarlos votar a los 16 años pero, no quieren darles, sin embargo, la mayoría de edad, para poder así seguir en la impunidad.
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La culpa fue de la Heineken, sí, fue
de la Heineken. Debajo de la hornacina han quedado los vidrios verdes
acusadores. Culos de botella rotos y restos vaporosos volatizándose por el
aire, restos aciagos, de un exceso de alcohol en sangre amén de dar positivo
tras la farmacopéica aspiración de otros cultivos herbáceos ilegales. Nadie lo
vio y nadie lo oyó. Sólo con las luces del alba aparecieron los restos de los
botellines desperdigados por la calle de San Esteban. “El niño”, como es menor
(casi 18 contundentes añazos), no comete ningún delito y el padre, como no lo
hizo él personalmente, dice la ley, que nadie puede pagar las culpas de otro.
¿Quién paga, entonces?... Pues los de siempre, esto irá en su día a cargo del
presupuesto municipal que (aquí sí) pagamos casi todos. Particularmente pagamos
los que somos respetuosos con los enseres de la vía pública.
Resultado de una falta de educación
rayana con el cretinismo y la permisividad de una sociedad enclenque y
cabizbaja, hay zonas de la ciudad, que se degradan día a día. El que tuvo la
“maldita idea” de comprarse un pisito aquí, fruto de años de trabajo y de
privaciones, vive ahora en una situación de desesperación y angustia
inenarrables. Por las noches no le dejan dormir y tiene que convertir su casa
en un fortín. Pero, si acaso decide vender la vivienda para trasladarse a zona
más tranquila observa, perplejo, que el valor de aquella vivienda que tanto
esfuerzo y dinero le costó, no vale ahora un comino.
Remontar esta situación puede
llevarle mucho tiempo y dinero a sabiendas de que es muy difícil reconstruir ya
este espacio urbano en los términos en que estaba originalmente. Entre otras
cosas, porque nadie quiere cerca de su casa a esta “clientela” que, ubicada en
este gueto, se le consiente que siga campando a sus anchas.
Posiblemente el mozalbete u hombretón
no sea del todo responsable de sus actos y caiga la culpa, también, en el
modelo de educación que ha recibido. Músculos de acero, cerebro de mosquito… su
abuela dice de él con vehemencia y a todo el que quiera oírlo: TIENE UN CORAZÓN
QUE NO LE CABE EN EL PECHO. De momento sólo ha hecho que recibir. Veremos
cuando llegue el momento de la solidaridad como funciona. Ayer por la noche
dejaron el Santo hecho un Cristo y hoy, por el Wasap, se han echado unas risas,
con emoticones, recordándolo. ¡Juventud, divino tesoro!
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