A veces añoramos la época del “Partido
Aragonés” en tiempos del conde de Aranda y aquella mítica Real Sociedad
Aragonesa de Amigos del País. ¡La
añoramos!, …pues, ahora, por poniente viene un cierzo rojo y frío y, por oriente,
un color y un olor amarillo-azufre que nos fagocita y nos aniquila. Dónde están,
ahora, las alambradas que defenderán Aragón. Dónde sus colores históricos.
Dónde su esencia verdadera. Con qué fuerza vamos a impulsarnos hacia el futuro. Hay
aquí, entre nuestras gentes, materia para crear un nicho de esperanza…?
Se plantean nuevas elecciones y las dos
fuerzas políticas aragonesas (PAR y CHA) andan acomplejadas. Destrozadas y
desechas sus huestes, apenas sirven de comparsa a otras fuerzas mayores… y, al
servicio de intereses foranos. No se actuó bien en el pasado y ahora, la
historia, pasa factura.
Volvemos al principio. Volvemos a
1915 y al Ideal de Aragón. Allí decía Samblancat de los aragoneses: “¡Basta de
ser burros y herraduras de burros. Basta de ser pisados, embridados y montados!”
Por desgracia, por la falta de una fuerza y de un impulso
necesario y emergente, Aragón sigue postergado. Estamos buscando nuestra
bandera, nuestra espada y nuestro ejército. De todo carecemos. Carecemos de
intelectuales y de líderes capaces de conducirnos siquiera a la lucha cotidiana
por el tren, por la carretera, por los servicios básicos, por una lucha eficaz
contra la despoblación que nos aniquila, etc., etc.
¿Cuándo llegará el día en que Aragón
despierte?
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