LAS GLOSAS EMILIANENSES
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Las Glosas Emilianenses son pequeñas
anotaciones manuscritas a un códice en latín, realizadas en varias lenguas. Menéndez
Pidal las dató, como escritas, en el año
977. Para el año próximo (2017) se cumplirán 1.040 años justos del nacimiento, como lengua escrita, de una lengua romance hispana.
Las Glosas Emilianenses, encontradas
en el monasterio de San Millán (del latín Aemillianus) de la Cogolla, ahora
tierra riojana y en el momento de su escritura, tierra navarra, han sido
prolijamente estudiadas y objeto de no pocas discusiones y polémicas. Se
trata de determinar definitivamente, a qué lengua concede, tan temprano documento,
PATERNIDAD y primacía sobre el resto de las lenguas romances de la península. Particularmente en lo que a los aragoneses nos afecta, si es al castellano o, por el contrario, al aragonés.
En la portada de este librico,
comprado en el propio monasterio de San Millán de la Cogolla, lo dice
claramente: “GLOSAS EMILIANENSES, CUNA DE LA LENGUA CASTELLANA”.
Por el contrario, en el número 93 de
Fuellas (revista del Consello d´a Fabla Aragonesa), Franco Nagore dice
textualmente en un artículo muy aclaratorio y significativo los siguiente: “Agora bien, ixa fabla romanica que se
reflexa en es Glosas Emilianenses no ye o castellano (mudernamente clamato tamién
español), sino que ye l´aragonés (representán muderno de o que en a Edá Meya
gosa conocerse con o nombre de nabarro-aragonés.” Afirmación que traducida
al castellano o español dice: “AHORA BIEN, ESA LENGUA ROMÁNICA QUE SE
REFLEJA EN LAS GLOSAS EMILIANENSES NO ES EL CASTELLANO (MODERNAMENTE LLAMADO
TAMBIÉN ESPAÑOL), SINO QUE ES EL ARAGONÉS (REPRESENTANTE MODERNO DE LO QUE EN LA EDAD MEDIA SE CONOCÍA CON EL
NOMBRE DE NAVARRO-ARAGONÉS.)
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LA SORDERA ESPAÑOLA
Este asunto de las Glosas no es baladí por ser un tema, si
se quiere, filológico que sólo debería importar en principio a los
profesionales de la materia. Decimos que no es de menor importancia porque,
finalmente, se traslada a la política. Se empieza por no reconocer la lengua
aragonesa y sobre todo, se parte y se continúa, desde una posición de encastillamiento (del castellano
o español) de no entrar en polémica, en discusión razonada con los que defienden
la línea aragonesista del documento (desprecio). Esta forma constante y tozuda que
practica el centralismo, de vivir de espaldas al territorio ha originado y
origina frentes y tensiones segregacionistas.
Este asunto que en Aragón ha pasado
desapercibido para la mayor parte de la población y también debido a la debilidad (económica e
intelectual) de nuestra burguesía, no hubiera sido tratado de igual manera en
caso de plantearse el debate con Cataluña que sí goza, de una burguesía culta y
potente.
Tal es así, que si en Aragón afirmas
que las Glosas Emilianenses están escritas en aragonés, sufres el riesgo de ser pitorreado o de sufrir el comentario
jocoso… ¿qué va a decir este?
Nos va mal, porque no defendemos lo
nuestro con tesón cuando sabemos que estamos en el camino cierto. No lo defendemos
en el plano dialéctico y, por ende, lo tenemos perdido a la hora de la ejecución
práctica de cualquier demanda justa.
Los aragoneses aman mucho a España, siguen diciendo en Madrid…
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