En el frontal de la más alta Cámara Legislativa Aragonesa, situada en el palacio de la Aljafería, figura una obra
del maestro de Crivillén. Cada país tiene sus peculiaridades y este nuestro, el
aragonés, las tiene singulares. En vez de presidir, dicha Cámara, el emblemático
e histórico blasón de Aragón, lo hace una moderna escultura de Pablo Serrano.
No es que no sea digna, ni mucho menos, pero cada cosa en su sitio. Una cosa es
no dejarse llevar por el vendaval del nacionalismo independentista y, otra muy diferente, ocultar con vergüenza y con el silencio cómplice de El Justicia de Aragón,
nuestras señas de identidad compendiadas en un singular blasón. Así andamos, sin
que el aragonesismo de ambos signos, diga nada. ¡Una vergüenza!
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Escoltan la entrada al monumental
edificio del consistorio zaragozano, estas dos esculturas del gran artista
turolense natural de Crivillén, Pablo Serrano. También, en la misma plaza y
adosada a la fachada principal de la basílica del Pilar tiene otra monumental
escultura de la Virgen.
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El Santo Ángel Custodio es otra
figura religiosa que se prodigó mucho en tiempos pasados. Es ángel protector,
que lo mismo lo vemos en la portada de Vagad, que en la ciudad de Teruel. Su
advocación llega con los conquistadores.
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PRÓSPERO AÑO 2015
Confiad en el trabajo y no fiéis a la fortuna
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