En el fotomontaje, solamente el ujier (clase media) tiene el puesto de trabajo fijo.
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CLASES MEDIAS
Gusta a los reyes, a los nobles,
propagar sus heroicas hazañas. Es del
gusto de los santos predicar sus virtudes, sacrificios y martirios. Agradaba al
campesino, sentado el nieto en las rodillas, contar cuentos e historias del
campo y sus labores. Todo ha cambiado, la cultura ya no se trasmite de abuelos
a nietos y, estos, que miran desapasionadamente la longevidad del yayo, están
permanentemente absortos con el móvil, ese aparatito que va a crear una
completa generación de lelos. Son hijos de la clase media y tienen su origen,
la mayoría, en sus ancestros rurales. Casi todos tenemos un pueblo de
referencia.
A principios del siglo XX el 46,4%
del PIB lo generaba la actividad agraria. En el año 2009 tan sólo el 2,5% del
PIB lo genera la agricultura. Se señala con rotundidad que España ya no es un
país agrícola. Como todo el mundo sabe, tampoco es industrial es, básicamente,
un país de servicios con un PIB en el sector del 65,6%. Ahora, sólo el 5% de la
población se dedica a la agricultura.
Érase una vez, comienza el abuelo
sujetando al nieto que ya quiere escapar de sus zarpas. En absoluto le interesa
el cuento. Pero lo cierto es que hasta los años 50 del siglo XX este era un
país rural. Con los primeros planes de desarrollo comenzó el éxodo del campo a
la ciudad, unas veces española y otras, europea. Y, aunque el nieto no quiera
oír el cuento, él tendrá que emigrar también a Europa. El año 2012, 80.000
emigrantes jóvenes españoles tuvieron que marchar a alguna de esas ciudades
europeas a las que ya habían acudido sus abuelos, entonces como emigrantes de
tercera, con la maleta de madera, un fardo al hombro y ni tan siquiera unas monedas
en el bolsillo.
Durante los años sesenta y principios
de los setenta la escena se repitió con asombrosa cadencia. Cerrar la puerta de
la casa y del corral, de esa CASA que había constituido un patrimonio ancestral
tras decenas y decenas de generaciones, era un acto doloroso y humillante. Ese mundo se
había quebrado y era necesario empezar de nuevo. Una ciudad extraña, un pisito
pequeño de los de Educación y Descanso… luego vendrían las mejoras en la cocina
con lavadora, nevera, butano…. y el seiscientos. Al verano (un mes) de vuelta
al pueblo o a la playa en casa de parientes. Esta generación constituyó y
engrosó la llamada pomposamente “clase media”. Anónima, pero poderosa, con su
voto dirigió y dirige este país. Ella ahormó el final del franquismo, la
transición y dio poder al socialismo emergente. Sus hijos crecieron y
progresaron en este caldo de cultivo en el que saben manejarse bien. Organizar
la economía domestica a base de priorizar consumos y saber hacer ahorros. La
clase media española tocó techo con la era del ladrillazo y el crédito fácil.
Crecían exponencialmente y parecía que el sistema no tenía techo. Muchos
abusaron del préstamo hipotecario y renovaron: casa, coche, muebles,
apartamento en la playa o la montaña y comidas y cenas en restaurante, viajes. Los
hijos eran “listísimos” y además licenciados. Pero el fantasma del desahucio
acudió a la puerta de su casa a pedirles una llave (carísima) que no habían
sabido o podido pagar. Los hijos sí, licenciados, pero trabajaban de camareros
o tenían que emigrar. Todo el sueño se había venido a pique en un instante.
La frustración se produce porque los
nietos de estos emigrantes pueblerinos, han querido romper el techo de la clase
media de la mano de un partido, socialista, que les dice que no hay clases. Que
lo que tienen es todo lo que hay. No hay sueño dorado, todo fue un engaño. Si
por el contrario profundizamos en la vía del socialismo entramos en el
comunismo con un horizonte que a los abuelos les recuerdan las “cartillas de
racionamiento” de Franco. Prisioneros pues, atados a la clase media, se revuelven
sobre ellos mismos y tienen la tentación de
romper el sistema en mil pedazos.
Las encuestan nos dicen que las
clases medias han arrojado la toalla, pero no del todo... Los partidos de extrema
izquierda hacen programas electorales de corte socialdemócrata. Saben que las
clases medias están cabreadas, pero salvaguardar este orden es lo fundamental
para ellas. De momento no hay mundo más allá de las clases medias y en ese
ámbito deberemos resolver nuestros problemas, el de la corrupción, el paro o el
terrorismo.
Nadie puede arrojar su pasado, ni su
mochila, a la basura. Al líder del PSOE
gusta pasear con una mochila al hombro. La mochila de las clases medias
tiene un contenido muy importante. Pues las clases medias sostienen el sistema,
pagan rigurosamente a la Hacienda Pública, consumen y con ello activan el
mercado y la producción. Marcan las pautas de la evolución social: el fútbol,
los toros, las celebraciones religiosas, el fortalecimiento de la familia; tienen una gran preocupación por la educación y por la sanidad… La clase media es el punto sobre el que pivota toda la sociedad española. Su
desaparición sería catastrófico y un retroceso
social y cultural de enorme magnitud.
Se lo decía Franco al embajador de
EEUU: cuando yo muera no pasará nada, porque he creado una fuerza muy poderosa.
Intrigado el embajador americano por esa nueva arma secreta, le volvió a
inquirir al Caudillo. Éste le señaló lo siguiente: HE CREADO LAS CLASES MEDIAS
ESPAÑOLAS.
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