Trancas del palacio de los Montemuzo en Burbáguena
METERLA HASTA LAS TRANCAS
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Las casas de nuestros pueblos
tienen en el último piso la cambra. La cambra o granero es el lugar donde se
almacena lo esencial para la alimentación anual. Se trata del trigo (el pan) y
de los derivados del cerdo (perniles, chorizos, güeñas, longanizas, lomos, costillas, morcillas,
etc.). Por ello LAS TRANCAS, que son unos palos gruesos colgados de las vigas
del techo, constituyen el lugar más elevado de la casa y más inaccesible. De
esta forma se jorean los jamones y embutidos, a la vez que quedan a buen
recaudo de los gatos que rondan las trancas día y noche, sobre todo, en época de matacía.
Estas trancas tan impresionantes
que vemos en la foto proceden de las cambras del palacio de los marqueses de
Montemuzo en Burbáguena. Perdido su uso original, siguen colgadas y soportando
el peso de algunas mantas, también viejas, y de un buen arrimo de polvo y
suciedad. En otros tiempos cargarían una buena cantidad de chorizos, longanizas,
lomos y costillas hasta el día del hacer la conserva. Ya se sabe: “Tres días
hay en el año/ que relucen más que el sol/ matapuerco, punchacuba y el día del conservón.
Ha quedado la expresión viva que
dice: “…hasta las trancas”. Así, estar enamorado “hasta las trancas” significa
enamorarse hasta el límite, lo más alto posible. Lo mismo significa si se trata
de meter: “se la metió hasta las trancas”, es decir, hasta lo más profundo.
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