Esquina Ronda Sevilla Avenida
Ruiz Jarabo. El termómetro ha caído y el sol por la Muela escapa. Don José Luis
Hinojosa como un Spider Man salta a por abrigo y bufanda hasta la tercera
planta. Mientras que la luna llena, asoma por los Mansuetos y Madrid pudre a
raudales, en un océano-charca, abortos
de Gallardones fuera de plazo y de tasa. En Teruel, amor de rubios cabellos y amor de mármoles blancos van trenzado filigranas de esmalte, en mudéjar barro. Pasos y besos pausados poco a poco se desgranan, desde el portal de Daroca pasando el Fuerte y los Arcos. Ellas miran distraídas entre las hojas de acanto:
un bolso bañado en níquel, un cincho en plata dorado, unos zapatitos de oro y lo sperfumes más caros. La Guardia Civil con traje y alas blancas de ángel
bueno, lleva plomo en las entrañas mientras vigila la casa, de nuestro poncio
Valero. Una guardia en lencería seduce en el ambigú, a un transeúnte que vive y muere de amor. Esta noche házmelo gratis, házmelo gratis “mi amol”. Bajo
el ábside mudéjar más hermoso del planeta, dos amantes yacen yertos, dos
estatuas de alabastro pugnan contra la razón por tomarse de la mano. Los poetas
a sus pies recitan puros sonetos y les instan al abrazo y después al beso
eterno. Nada, pues, será posible si no es el amor carnal. El Amor es como el humo,
como polvo, como el fuego... como el robín en los dedos. ¡Ay puerta de los
Amantes, quien te vio sí te recuerda. Bajo la torre, “el mercao”, y bajo sábanas
blancas con los muslos desplomados, yace muerta una gitana. ¡Ay noche fría de
inverno, noche de amor teruelana! Tras las esquinas las torres y en lo profundo
los bares. En los bares el calor genital de tus palabras que invitan al beso largo
y al trago corto que amarga. ¡Camarero, saca vino! que la noche será larga pues,
tras los sueños vendrán, las madrugadas de escarcha.
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