PRIMERO CAYERON LAS MASADAS Y NADIE MOVIÓ UN DEDO
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Hasta mediados del siglo XX
España fue un país eminentemente rural. En los años sesenta del siglo pasado se
produce la gran emigración del campo a la ciudad y también a países extranjeros
(vente Alemania Pepe). El fenómeno, desde el punto de vista sociológico, fue
impresionante. Creó ese colchón social del que tanto se habla y que se llama.
CLASES MEDIAS. Franco presumía de haberlas creado. Las creo la industrialización
y el desarrollo. Grandes áreas territoriales, como Teruel, quedaron despobladas.
En concreto, La provincia de Teruel pierde en torno a los 90.000 habitantes.
Pero lo más curiosos del caso es que estos territorios despoblados, primero las
masadas y luego los pueblos, no adaptaron su administración a las circunstancias
socioeconómicas en que quedaron. Todavía se persiste en el error constituyendo
éste una grave rémora que impide cualquier progreso por mínimo que sea. No
cambió, ni el número de diputados provinciales, ni el número de ayuntamientos,
ni de concejales, ni ninguno de los servicios básicos. El tiempo y muy a trancas
y barrancas, pero impelidos por los enormes gastos que ocasiona este tipo de
administración dispersa han tratado de capearla ofreciendo servicios comarcales
(médico, escuela).
Los políticos no están por
cambiar el modelo administrativo que les nutre de dinero, de militancia y de
concejalías. Francisco Burillo Mozota que habla de la despoblación tampoco tiene una
solución para el tema porque, el tema, no la tiene. Burillo trata de utilizar
la excusa de la alarmante despoblación, para obtener financiación para su
proyecto estrella: SEGEDA. Si de verdad estuviera interesado en la despoblación,
lo habría intentado antes, pues, hace años que vive en el Teruel y conoce el
paño como para reaccionar a los treinta y tantos años. Pocos reflejos, se nos
antojan a nosotros, para ser un profesor universitario.
Con la despoblación se ha
intentado todo: inmigración, retorno al pueblo en masa de antiguos vecinos (Anento). Pero, la mayor
parte de nuestros pueblos son el resultado de un poblamiento ocasionado con la época
de la Reconquista. Hace ya muchísimos años, siglos, una pequeña fuente era suficiente
para las personas y el ganado. Ahora, un pueblo al que hay que llevar agua con
un camión de bomberos al verano, sencillamente, no es viable. Se puede mantener
como lugar de veraneo… pero nada más. Administrativamente habría que cambiar su
situación y hacerla más racional.
Cuando visito un pueblo pregunto,
cuántos duermen al invierno en el pueblo (9 meses al año)… y suelen
contestarme: 0, 6, 12 o quizás 30 personas, según los casos. En estos pueblos el
censo de población alcanza un poco más de 100 habitantes y con ello tienen 5 (cinco)
concejales incluido el Alcalde. Tenemos aquí, con esto, un interés político. El
otro interés es no perder el término municipal y sus aprovechamientos,
forestales, caza, hongos, etc. Sin embargo económicamente los municipios de Teruel
son inviables y viven a remolque de la subvención o de las obras que llegan
desde Teruel.
Los partido de izquierda no se orientan nada en este tema, ahora piden dinero para los caciques de los pueblos, eso mismos que de una forma u otra se encargaron de que todo el mundo abandonara el lugar hasta que dijeron: Ya no hace falta hacer la concentración parcelaria, ya es nuestro todo.
Vean en el siguiente cuadro lo
que pasó en Anento, un municipio del Jiloca, que pertenece a la provincia de
Zaragoza. Falsear los datos, tampoco es la solución.
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