San Fabián (izquierda) y San Sebastián (derecha) en el retablo de Anento
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SAN FABIÁN, PAPA
(Patrono de los Gacheros)
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En la ribera l´Alfambra, blincan más de mil añadas,
entre zaicas, caballones,
vertederas, alambradas;
arreándole a los perros
y escodando sargantanas,
se criaba un zagalote
lambrotón y balarrasa.
Al nacer lo bautizaron
con el nombre de Fabián,
era abezau a la teta y a
mojar huevos con pan.
Ayudaba al cura en misa,
le tocaba las campanas,
luego, subiendo a la torre, en los nidos escarzaba.
Preocupado estaba el mósen, no se acertaba a explicar,
con tan hermosas palomas,
con tan lindo palomar,
quién pudiera a su excelencia allí..., los güegos tocar.
Ante el ara del altar un domingo de mañana,
revestido para
misa quiso al zagal escrutar.
Con palabras zalameras halagó su voluntad,
a que digas te conmino, ¡tengamos la fiesta en paz!,
todo yo te lo perdono si me dices la verdad:
¿quién..., huevos de mis palomas,
se zampa pa merendar?
¿quién le priva a este
parróco de su más dulce manjar?
Fabián estaba temblando garras abajo ya van
las gachas que como siempre tomaba
para almorzar.
En esto que una paloma
en su hombro fue a posar
y dijo muy firme el crío: ¡de mi
os habréis de fiar!,
esta paloma que al hombro ahora
acaba de posar,
es la causante del daño que vos podáis lamentar.
Viendo el pobre animalico en
peligro su nidal
pensó en llevarse los huevos, al alto de Corbalán.
Al ver el cura de Orrios, respuesta tan singular,
sintió que las almorranas ahora le iban a estallar,
mas, como estaban delante y a punto de consagrar,
le dijo por lo bajico, que nadie fuera a escuchar:
si sigues con esas chanzas a Papa
tu llegarás.