LA EXTREMA IZQUIERDA Y LA EXTREMA DERECHA EN ESPAÑA
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Desde
Prim en 1870, hasta Carrero Blanco en 1973, un total de cinco jefes de Gobierno
han sido matados en atentados realizados por anarquistas, republicanos o
etarras. Con otros lo intentaron, Maura y Aznar, pero también los tres reyes de España (Alfonso XII, Alfonso XIII y Juan Carlos I) sufrieron atentados.
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Juan Prim (1870)
Cánovas del Castillo (1897)
José Canalejas 1912)
Eduardo Dato (1921)
Eduardo Dato (1921)
Carrero Blanco (1973)
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Para
tener una idea cabal de lo que sucede hoy en España hay que hacer, siquiera sea
someramente, un repaso a lo que ha sido la Historia Contemporánea Española.
Dicho periodo comienza con la Guerra de la Independencia en 1808 y se forja con
la Constitución de Cádiz (1812), pieza fundamental del ordenamiento
constitucional español, hasta la fecha. A pesar de que Fernando VII volvió
temporalmente al Antiguo Régimen de la monarquía absoluta o absolutista, los
tiempos marcaban ya un rumbo inequívoco. Sin embargo, para España, los tiempos
venideros, siglos XIX y siglo XX, iban a ser los más catastróficos de su
historia. Durante estos siglos se
produce la pérdida de todas las Colonias del Imperio Español y España pasa
progresivamente a ser una nación de segundo o tercer orden en el concierto
internacional.
Paralelamente
a esta pérdida de las Colonias, España debe hacer un ajunte brutal de su
economía y de su sistema productivo. Además de esto, en este periodo hay cuatro guerras civiles, tres Carlista y una Guerra Civil 1936-39, profundamente
ideologizada. Popularmente se identificaban como ROJOS Y NACIONALES o, también,
Comunistas y Fascistas.
La
sensación de no haber tocado fondo la tenemos todavía a flor de piel y se ha
puesto de manifiesto con el caso del proceso de independencia de Cataluña.
Adviértase
que con Franco y su famosa dictadura, tan débil en el exterior se perdieron: el
Protectorado de Marruecos, Ifni, Guinea Ecuatorial, Sahara Occidental y
pásmate, cuatro bases militares en el interior de la península pasaron a ser de “SOBERANIA” americana (EEUU).
A tal punto (cesión) tuvo que llegar Franco para romper el cerco económico y
poder entra en la ONU.
Tras
la transición y los años que llevamos de democracia, España, los españoles,
mantenemos una pobre autoestima que nos lleva a ser muy críticos y derrotistas
con nosotros mismos. Por esa razón, muchos creían que dada la debilidad del
Estado Español la autoproclamada independencia de Cataluña iba a ser coser y
cantar. Pero, no es solamente éste, el pensamiento del pueblo, los primeros que
manifestaron esta desconfianza con el Estado Español fueron los empresario que
en un número de más de 1.500 empresas han trasladado ( en manada) su sede fuera
de Cataluña, pensando en lo peor, es decir, quedarse fuera de la Unión Europea
y por tanto sin crédito bancario.
Sucede,
que cuando un país entra en crisis, suele polarizarse la política. Nacen los partidos
de extrema derecha y de extrema izquierda. La verdad es que, si dejamos aparte
la dictadura de Franco, paradójicamente la representación parlamentaria de
estos grupos ha sido poco significativa. La extrema izquierda ha actuado más
desde la marginalidad realizando múltiples atentados terrorista, algunos con
éxito. Dos atentados a Alfonso XII y uno muy famoso, el de mateo Morral a
Alfonso XIII el día de su boda. Sin embargo 5 (cinco) jefes de Gobierno español
mueren en atentado en el periodo de 100 años.
Los
tiempos cambian y las políticas también. Actualmente, el fracaso de la
independencia catalana da un respiro y una esperanza a poner fin
definitivamente a este periodo trágico de nuestra historia, también, a
recuperar nuestra autoestima como españoles. Por el contrario, la extrema
derecha carece actualmente de una organización definida y muchos individuos de
este segmento social desarrollan su actividad violenta entorno al deporte de
fútbol. No sucede así con la extrema izquierda marxista que ha alcanzado los 45 diputados, algo sorprendente en
nuestra historia democrática. La ventaja (hoy) de tal deslizamiento hacia la
extrema izquierda es que está conjurada, de este modo, la violencia, al aceptan
implícitamente el sistema electoral y parlamentario. Estamos en la era del
parlamentarismo y eso es positivo.
Por
tanto, ante las dudas sobre el futuro de nuestra nación cabe decir que cada vez
el ciudadano debe ser más consciente de que su participación en política. Ir o
no ir a votar, es el instrumento que mejor puede conducir el rumbo de España
hacia el éxito o hacia el fracaso.
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