¡AVANZAMOS!
*
Si la carretera a Libros
fuera de tocino fresco
ya se la hubieran comido
entre Casas y el Modesto.
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El alguacil de Libros iba echando el
resuello mientras corría como un destalentao hacia la casa del Alcalde. ¡Señor
Alcalde..., señor Alcalde...!, gritaba y jadeaba como un poseso, ¡qué ya han traído la maquinaria
para arreglar la carretera! El Alcalde, que estaba ordeñando un macho cabrío
para la cosa esa de la inseminación, dejó la faena a medio hacer, mientras, el animal daba una coz por la desazón. ¡Ya bajo!...,¡ya bajo! Le dijo al alguacil…, ¿qué es
esa cosa tan importante, para que interrumpas una faina tan aprecisada, como la que estoy
haciendo? Tras jadear tres o cuatro veces, toser y casi vomitar por el sofoco,
le espetó: ¡ya está aquí! Pero, ¡¿qué leches está aquí!? ¡Aclárate, mendrugo!
Señor Alcalde, que están trayendo ya, la maquinaria para hacer la carretera
nueva hasta Teruel. ¡No jorobes!, le contestó. ¡Qué cabritos! Todo para que el día cinco no saquemos los tractores a la carretera, ¡seguro! Pero, vamos a ver
que maquinaria es esa que han traído, seguro que será nueva, de esa que va
ahora con ordenador a bordo y toda la leche. No se, señor Alcalde, un poco rara
parece. Ahora que, pintadica, está muy bien pintadica. Mira Marcialico, no me
enredes. ¿Dónde dices que la descargan? Pues en la plaza de la iglesia, donde va
a ser, si aquí no hay más explanadas. En un tris-tras llegaron al lugar en que
se encontraba un camión con una máquina ya en el suelo y la otra la llevaba la
grúa por los aires para depositarla justo en medio la plaza. El Alcalde, así
que vio los dos artefactos exclamó: ¡me cago en Cataluña entera!, ¡qué clase de
broma es esta! Ahora mismo llamo al Gobernador Civil de Teruel. A ver, dijo nada más que le descolgaron el
teléfono, que soy un Alcalde del PP... (dejó pasar unos segundos para causar más efecto)... y quiero hablar con Valero. Valero, digo,
el Subdelegado del Gobierno al aparato. ¿Qué sucede, que tuerca se te ha roto ahora? Pues
verá, señor Gobernador, que acaban de descargar dos artefactos antediluvianos y
dicen que es para arreglar la carretera hasta Teruel. Nada sé del caso, dijo
Valero, pero ahora hablo con el ingeniero Casa, no te retires del aparato.
Pasaron unos minutos mientras en el teléfono, sonaba de fondo, una jota a la
Virgen del Pilar. Esta jotica mosqueó bastante al Alcalde, pues creía que iba
con segundas… Por fin contesto Valero, quiero decir, el señor Subdelegado del Gobierno.
¡Alcalde, Alcalde…! El Alcalde al aparato, dígame. Mira que se trata de un error, que
esas piezas son para un museo que se está montando en Teruel, ¡sí!, en el Centro
de Conservación de Carreteras.
¡Me cago en Modesto y en su mala
sombra! Esto ha sido una broma del Modesto. Deja que lo pille que se va a
enterar. Pit,pit,pit,pit,pit,ssssssssssssssss.
Y el señor Subdelegado del Gobierno en Teruel desapareció. El Alcalde de Libros se quedó como siempre,
jurando en arameo, que era la lengua materna de Jesucristo y da más coraje.