Vertiendo purines en los campos del Jiloca
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LOS PURINES
(Talón de Aquiles de las granjas de
porcino)
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Es un problema de la sociedad
post-industrial. ¿Quién recoge la “basura” que producimos o tiramos? ¿Quién
paga el descalabro por la galopante contaminación que genera la superproducción
de bienes de consumo, necesaria, para llevar alimento a más de 7.000.000.000
(siete mil millones de habitantes del planeta)?
Tampoco en un territorio poblacionalmente desertizado, nos vemos libres
de este mal. Paseando por el Jiloca se observan muchas, muchísimas granjas
porcinas, pero también vemos las “cubas”
lanzando purines por los campos de forma incansable. No es que no estuviéramos
advertidos. El desastre ya se había producido en Lérida y, ahora, nos llega a
nosotros, un territorio casi virgen en esta materia.
El problema, sin embargo, está
instalado de forma permanente en los medios de comunicación. Cualquier cambio
en la legislación puede producir efectos desastrosos. Véase por ejemplo la noticia
de prensa siguiente:
“Malos olores, emisión de gases de
efecto invernadero y contaminación de suelos y aguas superficiales y
subterráneas cuando se acumulan en exceso. Son los males con los que cargan los
purines, parte indisoluble de la producción porcina, que había encontrado en
las plantas de cogeneración por estos excrementos una vía de salvación a los
excedentes que se generan cuando no encuentran tierras en las que utilizarse
como fertilizante natural.”
El tema, en nuestra provincia, será recurrente
hasta que no encontremos una solución definitiva para los purines.
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