Ermita de la Trinidad, a la que llegan los peirones que marcan las estaciones del Vía Crucis.
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Intercalado entre los peirones del Vía Crucis encontramos el de la Virgen de Montserrat, cuya robusta construcción, contrasta con la de los que te llevan al Calvario.
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Otra imagen de los dos peirones
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Peirón de la Virgen de la Cabeza en la primera placeta al llegar desde Odón a Bello.
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Hornacina con la imagen correspondiente. El peirón muestra señales de haber sido restaurado recientemente.
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Una cruz sobre un túmulo de piedra señala el inicio del Vía Crucis.
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TRADICIONES PERDIDAS
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Según nos cuenta un anciano del lugar, existía una
tradición en Bello que se hacía muy visible durante la Semana Santa, particularmente, al ir a
rezar el Vía Crucis. Se trataba de llevar desde la casa de cada uno una piedra
y arrojarla a los pies de esta cruz, para así, librarse de todas las culpas y penas
que hubiera sufrido ese año. La tradición se perdió pero entonces, el
Ayuntamiento, para evitar la dispersión de tantas piedras como había, las mandó rejuntar y pegar, en la forma que hoy
las vemos.