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domingo, 19 de abril de 2020

Abril2020/Miscelánea. CATÁSTROFE FERROVIARIA EN EL CENTRAL DE ARAGÓN (PUENTE DEL LUCO AÑO1904)

EL DESASTRE FERROVIARIO DEL PUENTE DE LUCO EN LA LÍNEA DEL CENTRAL DE ARAGÓN EN EL CONTEXTO DE LA CORRUPCIÓN POLÍTICA ESPAÑOLA: UNA CONSTANTE HISTÓRICA.
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“El tren correo número 6 circulaba en dirección a Calatayud, formado por locomotora con ténder y cuatro vagones: uno de correos, dos de pasajeros y uno de mercancías en cola.” Era el verano del año 1904, la línea férrea Calatayud-Sagunto había entrado en pleno funcionamiento apenas tres años antes, no sin haber atravesado grandes dificultades en su construcción. La ejecución de la línea, tan demandada por los habitantes de la población a la que servía, había chocado con innumerables problemas. Primero administrativos. Tras varias concesiones caducadas se hizo cargo de su construcción una compañía belga. Desde el principio se vio que esta compañía no tenía más interés que el económico y, buscó la complicidad de determinadas fuerzas políticas y económicas del territorio, para reducir los costes y aumentar las ganancias. Así había sucedido con la llegada del tren a Teruel. Para evitar el elevado coste de hacer puentes y viaductos que enlazaran las llanuras de Cella con la capital provincial, el conde de la Florida ideó una estrategia que le favorecía. Bajar el ferrocarril por la rambla del Regajo (Caudé y Concud) hasta la vega de Teruel. Daba la casualidad (no había casualidad alguna) que las tierras de la vega sobre las que se iba a construir la estación y la era de vías, era de su propiedad (el conde donó generosamente sus tierras de la vega a la ciudad). Tres problemas, sin embargo, trajeron esta arbitraria e interesada construcción. El primer problema vino de las tormentas periódicas que por las crecidas del Guadalaviar y del Alfambra se producían y que ocasionaban la inundación de la era de vías, el cierre de la estación y la paralización del servicio durante algunos días. El segundo problema radicaba en cómo conectar de una forma efectiva la estación con la ciudad. Aunque la diligencia que unía la Fonda del Tozal con la estación y también, los coches de caballos particulares, subían y bajaban por la llamada ahora, Cuesta de la Estación, se pensó en hacer una escalinata para peatones cuya construcción alcanzó los veinte años de duración. Y, el tercer problema, y a la larga el que más ha condicionado la vida de este ferrocarril es la subida al Puerto de Escandón, hoy, el de mayor pendiente de toda la red ferroviaria española. De todos estos gastos e inconvenientes se vio libre de responsabilidad la Compañía del Central de Aragón y el conde de la Florida.
Como bien puede comprobarse, la corrupción no es nueva en nuestro país, ni en nuestra tierra, y arrastra un palmarés digno del mejor atleta olímpico de todos los tiempos.
Pero, volvamos al caso del puente de Luco de Jiloca. Se trata de un suceso del que hoy no podemos determinar el grado de responsabilidad de la compañía constructora dado que en aquella época no se trabajaba con los parámetros de calidad de materiales, de seguridad, de inspecciones, etc., con los que se trabaja hoy.
Todo comenzó con una fuerte tormenta que descargó en la cuenca del río Pancrudo. Se trata de un pequeño río, que como todos los mediterráneos, es de régimen torrencial. Las aguas crecidas del río debieron  afectar a la estructura del puente que ocasionó el accidente.
Los pormenores del accidente, cuyo impacto en la población fue grande y extendido a lo largo del tiempo, están recogidos en varios relatos y en la memoria no escrita de los habitantes de la comarca, que hicieron nacer del suceso, un buen fajo de relatos fantásticos.
Sin embargo, nosotros nos remitiremos a los relatos que consideramos con mayor fundamento sobre, cómo fue esta CATASTROFE FERROVIARIA DE ENTRAMBASAGUAS.
Resumen su trabajo de Xiloca 22, Agustín Martín Soriano y Ana V. Martín Tolón, en los siguientes términos:
 En este trabajo se narra el descarrilamiento sufrido por un tren de la desaparecida línea ferroviaria Catalayud-Valencia, el día 22 de junio de 1904, en el puente de Entrambasaguas, sobre el río Pancrudo, en las cercanías de la ermita de la Virgen del Rosario, en el término municipal de Luco de Jiloca y que causó cinco muertos y una veintena de heridos.
Por otra parte, David Mairal trata el tema con abundancia de datos y rigor. En el tren viajaban ese día dice: los “inspectores de la línea Sr. Lirás y Sr. Drugman, un capitán de la Comandancia de la Guardia Civil (D. Juan Crespo) y el hijo del empresario zaragozano Sr. Escoriaza, que resultaron heridos. Además de estas personas también viajaba el ingeniero John Shaw, Jefe de Sección del ferrocarril que falleció en el suceso.”
También José María de Jaime Lorén ha tratado este suceso y citado en varios de sus trabajos.
En esta época no había ningún tipo de seguridad social y, viudas e hijos, quedaban desamparados. En alguna ocasión se daba a las viudas una gratificación voluntaria tras una colecta pública.
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