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miércoles, 31 de enero de 2018

Enero2018/Miscelánea LEGITIMIDAD Y LEGALIDAD

LEGALIDAD  Y  LEGITIMIDAD
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Los grandes imperios de la Edad Antigua, los de Alejandro Magno o Julio Cesar, se creaban con la fuerza de las armas. Si exceptuamos Egipto o Mesopotamia, la mayor parte de los territorios los ocupaban tribus con escasa organización política, jurídica y administrativa. A pesar de poner resistencia al invasor solían caer con cierta facilidad frente a un ejército bien entrenado y organizado. Además, Roma, “luchaba” con otra arma muy poderosa, se trataba de su desarrollo legislativo; en él, la familia era y ha sido pieza clave y fundamento de nuestra organización durante más de dos mil años. Sin embargo, en la Edad Media ya se están desarrollando dos conceptos importantes que vemos, por ejemplo, cuando se alude a la Jura que hace el Cid Campeador de Santa Gadea de Burgos. Cierta o falsa, ya hay una preocupación porque nada empañe el legítimo acceso del rey al trono. De la misma manera en el Compromiso de Caspe, se ve la misma preocupación por LEGITIMAR al nuevo monarca.
Legitimidad y legalidad son dos conceptos básicos para manejarnos con cierto criterio en temas actuales como el conflicto catalán más conocido como “proceso”.  Desde siempre el hombre ha estado preocupado en, quién ostenta el poder y cómo. Por esa razón la historia se divide en edades. En la Edad Media el poder era compartido entre el rey y los nobles (feudalismo). El rey era el primero entre iguales y en Aragón se decía “nos que valemos tanto como vos y que todos juntos más que vos…”. A tal efecto, en esta disputa de intereses se creó el Justicia de Aragón, no para defender al pueblo, sino para resolver los conflictos entre la nobleza y el rey. La Edad Moderna se caracterizo por la monarquía absoluta, rey y señor todopoderoso. La Edad Contemporánea, en la que estamos y que parte de la Revolución Francesa, lo que se hace es pasar el poder al pueblo que lo ostenta y lo delega en unos representantes mediante votaciones (parlamento).
El problema de la entrada en la Edad Contemporánea se produce cuando se violenta la LEGITIMIDAD. El poder legítimo y por tanto absoluto estaba en el rey, por delegación divina. El rey español Alfonso XIII acuñaba monedas con la frase: REY DE ESPAÑA POR LA GRACIAS DE DIOS. A tal efecto, Franco, que tenía muy serios problemas de LEGITIMIDAD, en la práctica su dictadura la convirtió en un interregno acuñando moneda con la expresión: FRANCISCO FRANCO CAUDILLO DE ESPAÑA POR LA GRACIA DE DIOS. Exactamente igual a como hiciera su padrino de boda, Alfonso XIII. Franco no fue fascista más que en apariencia, él era un monárquico que, a su modo (aquí, insultar a Franco), quiso renovar la maltrecha monarquía española, (de la doctrina fascista era titular la Falange).
Desde siempre pues, la preocupación del PODER ha estado en su LEGITIMIDAD,  en la salvaguardia de la misma y, en no romperse, esa línea de continuidad sucesoria. La LEGALIDAD o POTESTAD es el poder reconocido por tus coetáneos: Nobleza, Estamentos, Pueblo y, otras Naciones o Estados. La legalidad era reconocida en la Edad Media por la nobleza. En la Edad Moderna por el Papado y en la Edad Contemporánea por el concierto internacional de naciones. Así Jaime I de Aragón para ser rey de Valencia dividió la "potestas" regia aragonesa.
EL EJEMPLO DE FRANCO
 Franco obtuvo el poder de forma ILEGÍTIMA y siempre lo fue, porque el daño estaba en el origen. Pero Franco tuvo el poder LEGAL a partir de entrar en la ONU de la mano de EEUU, es decir, que fue reconocido por la mayoría de los países del mundo, no todos. La LEGITIMIDAD, sin embargo, se puede perder. Es el caso de Maduro en Venezuela, a través de la reiterada violentación de las leyes. Maduro tiene el poder LEGAL, porque a pesar de las sanciones y de las críticas (es un dictador) prácticamente ningún país ha roto sus relaciones diplomáticas.
LAS REVOLUCIONES ROMÁNTICAS
El problema de la LEGITIMIDAD  aparece con fuerza con ocasión de las revoluciones románticas. Los franceses guillotinan al rey que ostentaba la LEGITIMIDAD y la LEGALIDAD en un proceso revolucionario. Quiere esto decir que, cambian las reglas del juego totalmente. Por eso la base de las revoluciones románticas se fundamenta en la expresión “destruyamos completamente nuestra sociedad para, sobre sus cenizas, construir una nueva”. Esto exactamente, han hecho o hicieron por ejemplo, Hitler o Stalin, con las mayores matanzas de seres humanos en toda la historia de la humanidad. De esta forma el “nuevo” Estado  se legitimaba por sí mismo y se legalizaba a través de su poder económico ante las demás naciones, primero la SN y luego, la ONU.
Actualmente los partidos marxistas (IU, Podemos, etc.) siguen esta misma línea. No les importa romper la legitimidad, porque luego ellos (sin ningún escrúpulo) compondrán otra legitimidad a su medida ( ya lo han ensayado en Venezuela). De la misma manera piensan los separatistas vascos con la ETA y catalanes con el “proceso”.
El problema catalán choca fuertemente con los dos conceptos. Si desobedecen las leyes españolas quedan ilegitimados, además de procesados penalmente. Pero lo más importante, para ellos hoy, es le LEGALIDAD. Prácticamente ningún país de su entorno los va a reconocer y eso es un problema.
Dentro del “proceso” hay un asunto de no menor importancia que es la forma de no perder la LEGITIMIDAD. Por ello siempre hablan de “diálogo” con el Gobierno español y de “democracia”. España no es un Estado ni FEDERAL  y CONFEDERAL (esto es muy importante). España es una NACIÓN única y según la Constitución INDIVISIBLE. Si España fuera el resultado de una federación o confederación de Estados, lógicamente, lo mismo que se unieron, se pueden separar. Pero, España no los es, ni nunca fue, ni una federación, ni una confederación. Por eso se hace imposible separar lo que nunca lo estuvo.
Los historiadores al describir la Monarquía Hispánica lo señalan con claridad. Parte de un tronco común con Sancho III el Mayor de Navarra y vuelve a unirse con los Reyes Católicos.
El Rey Sancho de Navarra antes de morir (1035) hizo testamento según el derecho navarro, por el que el reino patrimonial de Pamplona sería heredado por su primogénito, García, que gobernaría directamente en Pamplona, más algunas tierras en Aragón. El condado de Castilla —herencia de su mujer, pero vinculado al reino de León— fue repartido entre dos hijos legítimos: a García le correspondió Álava y gran parte del condado de Castilla (la Bureba, montes de Oca, Trasmiera, Encartaciones y Castilla Vieja; mientras que Fernando, que ya había sido designado conde de Castilla en 1029, recibió un mermado condado de Castilla (la zona burgalesa hasta el Duero).​ Y dependientes del rey de Pamplona fueron, Ramiro que recibió tierras en Aragón y Navarra, y Gonzalo, que las recibiría en Sobrarbe, Ribagorza y otros puntos distantes de Aragón.
Así pues, solamente quedaba un territorio fuera de la influencia de la Monarquía Hispana, se trataba de Cataluña.
Mucho se ha hablado y mal fundamentado, casi siempre, de este otro “proceso” mediante el cual, Cataluña se incorpora al reino de Aragón y consecutivamente a la Monarquía Hispana. Se trata de una fórmula conocida como “Matrimonio en Casa”, quiere esto decir: en la CASA REAL DE ARAGÓN. Las capitulaciones matrimoniales no dejan ninguna duda y los descendientes de este matrimonio serán Reyes de Aragón y  condes o marqueses  de otros territorios (Alfonso II rey de Aragón, conde de Barcelona, marques de Provenza… etc.)
VUELTA A LA LEGITIMIDAD
Ayer mismo, con ocasión de cumplir el rey Felipe VI su cincuenta cumpleaños quiso LEGITIMAR a su hija LEONOR como sucesora de la CASA REAL ESPAÑOLA. Al entregarle el Toisón de Oro la señaló como primera en la línea sucesoria y la LEGITIMO, de acuerdo con la Constitución para que en su día, las Cortes española detentadoras de la soberanía popular, puedan proclamarla reina de España. El rey puede legitimar a su hija dentro de la CASA REAL, pero no puede proclamarla reina aunque abdicara como su padre.
LA SEGUNDA REPÚBLICA
Al igual que se declara ILEGÍTIMO el régimen de Franco se puede y se debe señalar como ILEGÍTIMA a la SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA. Alfonso XIII convoca elecciones municipales en España que derivan en un posicionamiento entre monárquicos y republicanos. Las elecciones las ganan los monárquicos por número de votos, pero, los republicanos no se conforman y habiendo ganado en la España urbana (la mayoría de los españoles vivían en la España rural) decide realizar un proceso revolucionario para ocupar el poder. Alfonso XIII nunca abdicó ni trasmitió la LEGITIMIDAD en la Jefatura del Estado. El traspaso de poderes (LEGALIDAD) se hizo en la casa particular de Gregorio Marañón con la presencia del conde de Romanones por expreso deseo de Alfonso XIII. En las siguientes elecciones, los partidos de la derecha monárquica se presentaron a las elecciones, con lo cual, dejaron sentada su adhesión al nuevo régimen. No había ya más cosa que discutir. Testigo de esos acontecimientos fue el doctor Forner, discípulo predilecto de Gregorio Marañón y hasta hace no mucho tiempo colaborador del Diario de Teruel con sus famosas FORNERÍAS. El Dr. Forner era natural de Pozondón.
RESUMIENDO
Si España, que es una nación cuyo régimen político es la monarquía constitucional, se convierte en una España FEDERAL o CONFEDERAL, automáticamente se otorgaría la LEGITIMIDAD para producirse la segregación de cualquiera de los territorios. A no ser que, esa nueva constitución reformada, lo mismo que hace la alemana, declarara la indisolubilidad de la nación española. Aquí está el riesgo que corremos al realizar una reforma constitucional y declarar  a España un estado compuesto de territorios soberanos. Ya lo dicen algunos catalanes sin ambages ni cortapisas. “Nosotros nos vamos.”
Hoy día, la LEGITIMIDAD para ejercer el poder de manera LEGAL está o reside en el PUEBLO ESPAÑOL. Este, ha plasmado esa voluntad en un código que llamamos CONSTITUCIÓN. La Constitución Española es el máximo referente de nuestra vida en común y su salvaguarda la ejerce el TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. La Constitución puede reformarse o cambiarse, sobre esos cambios debe pronunciarse inequívocamente el pueblo español en su conjunto. 
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