Los hombres pusieron en la provincia
de Teruel tres pequeñas ciudades, Alcañiz, Albarracín y Teruel. Y Dios, que es
infinitamente sabio, puso junto a ellas a tres pequeños ríos, porque es sabido
que: “Dios pone a los grandes ríos junto a las grandes ciudades”. Vivimos pegados a ellos y al agua que nos da
la vida. Por esa razón, los tiempos de sequía son tiempos de incertidumbre, de
zozobra… Ahora, más que nunca, nos acercamos a sus cauces a divisar el flujo de
sus aguas, a estudiar sus aforos y a calcular las mermas que se producen por la
ausencia de lluvia. Hoy bajamos hasta Alcañiz para ver el Guadalope o río de
los Lobos. Un río que nace en los altos prados de Sollavientos, término municipal de Villarroya
de los Pinares, que atraviesa buena parte de nuestra provincia y, que está
considerado, como uno de los más cultos de España por la cantidad de hombres
ilustres que nacieron al arrullo de sus aguas. El Guadalope, como el
Guadalaviar o el Jiloca, está en situación límite y a la espera de las
anheladas lluvias, que no llegan.
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