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sábado, 20 de enero de 2018

Enero2018/Miscelánea. LA FORTALEZA INEXPUGNABLE DE TERUEL ( EL MITO DEL FRÍO)

TERUEL, FORTALEZA INEXPUGNABLE
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“…TERUEL, CUYO FUERTE CASTILLO DE LA GENTE DE ARAGÓN ES FAMOSO POR TODO EL ORBE.” ( Fragmento del texto de la tumba de Clemente VIII en Mallorca)
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EL ALCÁZAR TUROLENSE O CASTILLO DE AMBELES
Manuscrito del siglo XVIII
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“En lo más alto de la ciudad está labrado el Castillo que la domina, cuya torre principal es de figura perfecta de una estrella; tiene dentro tres minas a caminos cubiertos y subterráneos que bajando a la profundidad del monte atravesando el valle tiene su salida a muy distinta y distantes partes para las ocasiones de guerra; no son solas, otras hay en sitios oportunos de la ciudad dispuestas al mismo intento y además se halla toda minada y con aljibes bien dispuestos para en caso de necesidad, como todo lo ha visto el que lo escribe.” (Anónimo)
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¿Por qué nacen los mitos y las leyendas?
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Alfonso II de Aragón mandó perimetrar la villa de Teruel con una muralla impenetrable / inexpugnable. La protegió con fuertes muros y  fuertes torreones en los puntos estratégicos. La villa, además, estaba situada en una Muela que fue excavada por los siglos mediante la acción del río Turia y los barrancos que la circundan (Rambla de San Julián y Rambla de Ollerías). A esta villa fortificada se la dotó de vías de aprovisionamiento y de escape, muy comunes también en la época. Se trataba de “minas” o túneles que partiendo desde lo más alto, es decir desde el castillo de la plaza de la Judería (el Alcázar) llegaban a la base de la muela y alcanzaban las aguas del río Turia. También, Pedro IV de Aragón, mandó fortificar la  ciudad (el título de ciudad se lo dio este rey y la fortificación la diseñó, Juan Fernández de Heredia) y dotarla de aljibes. Era este castillo, en palabras del Papa Clemente VIII (antipapa) un castillo “FAMOSOS POR TODO EL ORBE. Bien puede ser esta afirmación un tanto exagerada, pero tiene su sentido.
GUERRA DE LOS DOS PEDROS
La primera prueba que tiene que superar esta fortaleza no es contra los moros, no, es contra los cristianos de Castilla. Se trata de la Guerra de los Dos Pedros entre los años 1356-1369, desatada por las apetencias de Castilla por dominar Murcia y tener una pronta salida al Mediterráneo. La población, antes de un asedio, se aprovisionaba de verdura, forraje (hierbas) y agua. La carne la criaban en los corrales que había en las casas. Los ganados se los llevaron a Monteagudo del Castillo.
Cuando tras el asedio, la ciudad se rinde, hay que buscar un culpable o una explicación satisfactoria para borrar la falta, la cobardía de rendirse ante el invasor. Todavía más, teniendo en cuenta lo que hizo Bernabé en Báguena.
Así nace la leyenda del Portal de la Traición de Teruel. De las dos familias más poderosas y más famosas de Teruel, los Marcillas y, los Sánchez Muñoz, la primera tenía casa en el barrio de los Palacios, ahora conocido como de San Miguel y donde está situado el portal de la “TRAICIÓN”, también llamado, portal de San Miguel. Los Sánchez Muñoz tenían la casa o palacio en la plaza de San Juan, donde hoy tiene su sede el Casino Turolense, por tanto, lo más alejado posible del lugar de la traición. De esta manera se señala indirectamente a los Marcilla como traidores a la ciudad y, tampoco, será la primera ni la última vez que se haga este señalamiento más o menos explícito, por parte de los Sánchez Muñoz.  (“¿Fueron los Marcilla empachadores de la Inquisición?” se preguntan en un artículo de la revista Teruel del IET).
Marchó Pedro I el Cruel tras saquear la ciudad y dejó a los turolense esperando las consecuencias de la ira del rey ceremonioso. Aquí toman sentido las palabras de Clemente VIII y la pregunta es: ¿por qué cae una fortaleza tan importante como Teruel?
BATALLA DE TERUEL
Pasaron los años, los siglos, y los muros de la ciudad se fueron desgastando, desmoronando… Cuando se llega a la Batalla de Teruel, el 15 de diciembre de 1937, la situación defensiva de la ciudad es completamente diferente a la Medieval. Las armas han cambiado y la experiencia de siglos de guerras en España debería de haber ayudado algo. En estos momentos, en que 100.000 republicanos bien pertrechados con el más moderno material bélico de la época (fusiles, carros de combate, cañones y aviación, mucho material era ruso) se enfrentan a 4.000 soldados mal instruidos (muchos de ellos son campesinos del Jiloca) el signo de la batalla es inequívoco. El ataque republicano a Teruel no pasa más allá de ser unas maniobras militares. Pero, el coronel Domingo Rey d´Harcourt fue en esta ocasión quien tuvo que hacer frente a la situación. Su principal defensa en esta ocasión es la geografía del terreno que ofrece la ciudad.  El río y las ramblas que circundan a la ciudad deberían haber sido la pieza clave de su defensa y haber constituido el “foso” sobre el que se estrellaran la fuerzas enemigas. A tal efecto, lo primero que debería haber hecho el Coronel Domingo Rey es volar los puentes que facilitan la entrada al recinto histórico. Obsérvese que el Viaducto de Fernando Hue, construido en 1929 permaneció intacto a lo largo de toda la Batalla de Teruel poniendo con ello una alfombra a las poderosas tropas republicanas. Domingo Rey realizó una estrategia de encastillamiento basada en la fachada oeste de la ciudad. El eje que defendió fue el que discurre entre el Seminario y el Fuerte de San Redentor (Glorieta). Con los republicanos en pleno corazón de la ciudad y saqueándola completamente, el cerco se estrechó y el día, 8 de enero, el coronel Domingo Rey firma su rendición.

En esta ocasión, también hay una leyenda o mejor dicho, un mito. Por una parte, Franco castigó después de muerto fusilado, a Domingo Rey. No autorizó nunca a que su cadáver fuera trasladado por sus familiares. Actualmente se encuentra en el cementerio de Calamocha. Los republicanos tras perder la Batalla de Teruel achacaron la culpa al frío. “El frío de Teruel”  durante estos días de combate, se ha convertido mediante la propaganda, en un hecho legendario con que justificar la derrota. Hay que tener en cuenta que el frío (la noche más fría fue la del 31 de diciembre), no fue escusa para obtener la sonora “victoria” de la rendición de Teruel (en manos del Coronel Domingo Rey estaban ya, solamente, los escasos reductos que quedaban de esa línea defensiva), del cercano día, del 8 de enero de 1938. Franco recuperaría la ciudad el 22 de febrero de 1938.
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