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lunes, 22 de enero de 2018

Enero2018/Miscelánea. POR UN CENTRO DE INTERPRETACIÓN DE LA FORJA EN TERUEL

CENTRO DE INTERPRETACIÓN DEL
HIERRO Y LA FORJA
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Buena parte del Sistema Ibérico es puro mineral de hierro: Sierra Menera, Sierra de Albarracín... Desde muy antiguo se explotó este mineral en un sinfín de herrerías de toda la zona. Los primeros que dieron “lustre y brillo” a este mineral fueron los Celtíberos. Expertos en la elaboración de todo tipo de utensilios, dieron en un punto de fundición, en el  cual forjaron unas espadas que las hicieron las más temibles del Imperio Romano. Un golpe de esta espada era capaz de partir en dos  el escudo de un romano. Por tal circunstancia, los Celtiberos fueron el último pueblo en doblegarse ante los romanos. Estos primitivos pobladores de nuestras sierras habían conseguido un "temple" de calidad, optimo, que daba la máxima dureza al hierro. Recuerdos de aquellos hechos son Segeda, Numancia, o los yacimientos de la Caridad en Caminreal. El tema es apasionante y ha apasionado a más de un estudioso, por tal circunstancia, hay varios estudios y una Tesis Doctoral sobre las herrerías de esta zona de la Ibérica. Esta zona minera fue tan importante para los romanos que, por delante de ella, hicieron pasar la vía romana Cesaraugusta Laminio. Ramón de la Sota ya a finales del siglo XIX se fijó en este mineral y en el año 1907 empezó a exportarlo con un ferrocarril hasta Sagunto. En los años 70 del siglo XX el yacimiento de Ojos Negros fue el más productivo y más rentable de España, hasta su cierre.
Del hierro se sacaron espadas, lanzas y otros objetos bélicos. También utensilios para la vida diaria, para las labores del campo, para la casa, para la producción artesanal e industrial, etc. Pero, la cumbre de esta producción artesanal está en el salto a la elaboración de objetos artísticos. Fue la Iglesia la que mejor partido sacó del manejo artístico del hierro, con la elaboración de rejas para presbiterios y coros.
En Teruel tenemos dos rejeros importantes: Cañamache y Matías Abad. Del primero no sabemos nada, ni dónde nació ni nada en particular. Del segundo, se sabe algo más, pero es necesario profundizar en su estudio. Podemos entender el anonimato de los herreros en general al considerarse su trabajo de poco prestigio social,  (el padre de Francisco Peña era el herrero de Villarroya de los Pinares). Un herrero pasaba la vida colocando herraduras a los machos o forjando rejas para el aladro (arado). Pocos eran los que destacaban elaborando algún tipo de objeto artístico. Nos acordamos ahora del "tió Gato" en Albarracín.
Dos momentos óptimos parece tener la forja artística en nuestra provincia. Uno con el periodo gótico y el otro con el movimiento modernista. Y es, el Modernismo, el que más objetos ha dado a este particular mundo que se encuentra entre el arte y la artesanía. Dando con Matías Abad, el salto definitivo al mundo de lo estéticamente bello.
Desde hace algún tiempo venimos reclamando en el entorno del movimiento modernista de Teruel un centro de interpretación sobre este mineral y estas obras de arte tan genuinas y que tanto gustan al público en general.
Rejas del coro de la Catedral de Teruel, obra de Cañamache. Fotografía de Juan Mora Insa.
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Arca-relicario de Matías Abad.
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Cardos de la puerta de la Catedral, de Matías Abad.
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Reja fechada en Pancrudo año 1660
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