Turismo, cerrado a cal y canto.
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SORO, EL LIMOSNERO
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Llevo toda la semana bajando a la
calle de San Francisco para visitar, por asuntos propios, la oficina de Turismo
de la DGA. La susodicha oficina ha estado, a un mes de las “Bodas”, cerrada a
cal y canto. En la entrada un cartel con el horario de atención al público, que
desde luego no se cumple y, en el interior,
toda las luces apagadas. Bien pudiera ser que el funcionario hubiera salido por
algún asunto urgente pero, en ese caso, se pone el manoseado cartel de: “VUELVO
EN CINCO MINUTOS”. También pudiera ser
que no hubiera disponibilidad de plantilla pero también, en este otro caso,
debería anunciarse. Total que tuve que hablar con el “guardia jurado” que me
indicó que no sabía nada de nada (como por otra parte, es lógico).
¡Bien vamos! Ni turismo, ni
carreteras… nos estamos quedando sin “ciudadanía” (de ciudad), sin “pueblerinía”
(de pueblo), sin “villanía” (de villa) y, sin “masovería” (de masovero). Es
política asentada de ese departamento el que mientras haya pobres no habrá inversión en
carreteras (ni en infraestructuras en general). Ahora bien, inventar palabras y
giros sintácticos, de eso vamos sobrados, verdad que sí… CI-U-DA-DA-NO SORO.
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Oficina de Turismo de la DGA en Teruel
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