Magnífico ejemplar de arquitectura popular y distribución de espacios.
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VALLIS CLAUSSA
Para el invierno una docena, más o menos, dijo la mujer. Pequeña, menuda de carnes, pulcra, amable,
pero con ese genio de mujer turolense acostumbrada al trabajo y a llevar sobre
sus espaldas la carga de una amplia familia. Arrastró sus sandalias sobre el
puente que atraviesa el río Camarena y nos aleccionó de lo sustancial del
pueblo. Estaba contenta con la Alcaldesa y las obras (LAM) que realiza para el
municipio. Habló también de los apartamentos para turistas que se están construyendo
y de esas casas que escalan la montaña con inusitada osadía. ¿Al castillo?...,
no se sabe cuanto hace que no sube, pero recuerda que al otro costado su padre
tenía unos campos a los que ella de pequeña iba a segar. Delante de la iglesia
está el trinquete y, haciendo de pared frontal, un cerramiento con puerta que
daba al fosal, ahora recoleto jardín. La propia de la iglesia, hace de pared
lateral aunque ahora, tampoco se juegue. Abre el templo y enciende las luces.
Miramos, preguntamos…. En estos pueblos de turismo valenciano siempre hay una
Virgen de los Desamparados, aquí, tampoco falla. La titular también es moderna.
Seguimos ruta por el caserío. Manuela Quílez lleva el nombre de grupo escolar
construido en los años sesenta y ahora cerrado. No dará el pueblo más hijos ilustres
ya que no hay nacimientos, pero el zagal fue un chico pito y el pueblo lo hizo
hijo predilecto, por tan distinguido motivo, tiene levantada una columna con un
busto. Tampoco mueren muchos, a tenor del pequeño cementerio situado, justo detrás
de ese palomar en cuyo minarete hay una veleta con un jabalí de forja. Los
pajares destartalados forman en una loma, hacia Camarena, la vanguardia de un
pequeño ejercito derrotado por el tiempo y el olvido. La fuente de San Antonio
es, mejor dicho, en otro tiempo fue y gozó de mayores atenciones. Por aquí
encontramos una familia de veraneantes que todavía persiste en prologar el verano
y se resiste a abandonar la frescura de la vega y el sabor de los productos
naturales que en ella se crían. Antes se daba más a los veraneantes, nos dice
nuestra anfitriona, pero ahora la gente se ha hecho más egoísta. En lo alto del
caserío está el depósito de aguas y también destacan unos hermosos parrales
repletos de uvas. Hay nueces en las nogueras y todo el valle está salpicado de
ellas. Como el bar sólo lo abren por las mañanas, no nos tomamos el
cortado hasta llegar a Villel. Por el contrario,
sí que ponemos el morro en el grifo de la fuente que hay junto a la carretera. Es una
fuente con el frontal blasonado en cerámica verde de Teruel y que dice: VALLIS
CLAUSSA. Quizá valle cerrado. Sin lugar a dudas, el castillo hacía de llave de cierre de este angosto valle.
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Juan Jiménez Quílez
Monumento colocado en Valacloche en el año 2002
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Año 1960
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Manuel Jiménez Quílez
PPG - FNFF
Manuel Jiménez Quílez nació en Teruel, en 1915. Cursó estudios de Periodismo en la escuela de El Debate, donde consiguió el número uno de su Promoción. Posteriormente, estudió Derecho en la Universidad de Madrid. Más tarde ingresó, por Oposición, en el Ministerio de Trabajo, donde alcanzó el cargo de Jefe de Administración. En julio de 1936 entró a formar parte de la Redacción del diario Ya.
Al estallar la Cruzada Nacional de Liberación, pudo huir a Holanda, para salvar la vida amenazada por los rojos. Allí escribió el libro Luz de España. A su regreso a Madrid trabajó en la Agencia de Noticias “Logos”, primero como Redactor y, posteriormente, de Director, cargo que desempeñó durante dos periodos diferentes.
De 1945 a 1950, fue Miembro de la Oficina de Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores, y de 1953 a 1955 desempeñó el cargo de Comisario de Extensión Cultural en el Ministerio de Educación Nacional. En junio de 1962 fue nombrado Director General de Prensa, y en enero de 1974, Director General de Cooperación Informativa. Poco después, en marzo de 1975, accedió al cargo de Subsecretario del Ministerio de Información y Turismo. Fue colaborador de Manuel Fraga Iribarne, cuando era Ministro de Información y Turismo, y junto a él y a Pío Cabanillas Gallas, elaboró la Ley de Prensa de 1966. En 1979 fue nombrado Director General de La Editorial Católica, empresa en la que también desempeñó el cargo de Consejero de Redacción. Un año más tarde, en marzo de 1980, fue nombrado Director del diario Ya, puesto en el que permaneció hasta 1981. Un año más tarde se jubiló.
Fue también Director de las revistas Meridiano; Ambiente; Mundo Hispánico; Signo; y Gaceta Ilustrada, y publicó varios libros, entre los que destacan: Proceso irregular. España y la ONU (1947); y Libertad de prensa y soberanía informativa (1951).
Miembro de la Fundación Nacional Francisco Franco, fue Redactor de su Boletín. El 30 de noviembre de 2013 fue nombrado a título póstumo Caballero de Honor de la Fundación Nacional Francisco Franco, FNFF. Falleció en el Hospital Rúber de Madrid, el 23 de octubre de 2001, a los 86 años de edad.