En una selecta tienda de Teruel
hemos comprado un bote de mermelada. Lleva por nombre de Argalla y está
fabricada en Albarracín. En verdad, la idea nació en Tramacastilla, pero por circunstancias
ajenas se materializó en la ciudad de los Azagras. La mermelada es de pera y de
cultivos propios. Y cabe señalar que con esta acción se recupera, también, uno
de los productos más emblemáticos de Teruel según cuenta Jerónimo Lafuente en
uno de sus poemas que dice:
“Mejor que vosotros,
nadie
sabía cuando llegaban
las manzanas de
Pitarque,
las ricas uvas de
Olba,
las peras
incomparables
de Albarracín, y los
quesos,
celebrados por Cervantes
de Tronchón….
Si hay quienes piensan que estaba
todo descubierto, va equivocado. Todavía quedan en nuestra provincia cosas por
descubrir y crear.
Martín Labay, que es el creador y
el emprendedor de esta actividad, entre artesanal e industrial, recupera un
producto tradicional turolense desde el amor a la tierra y el deseo de seguir
hollando con sus pies estos caminos y riberas. Dice utilizar tres ingredientes
básicos para confeccionar su mermelada, pera, azúcar y cariño.
Hemos abierto el bote para probar
el producto, pues sin cata no hay justa opinión. Y, aunque la presentación está
muy bien lograda, elegante, moderna y atractiva, lo que importa es su
contenido.
La mermelada está muy bien lograda a nuestro modesto entender, fácil
de extender en el pan, justa de azúcar, bien aromatizada y agradable al paladar
sin que se note la granulación de la pera. Aquí tiene Martín su primer producto
en el que no debe quedarse estancado y, una vez consolidado, seguir con otras
producciones tradicionales de la Sierra de Albarracín.
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La marca.
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La carátula de la etiqueta.
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Un bote de Argalla es un dulce regalo.
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Argalla, es una mermelada dulce como el amor de una madre.
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