Ídolo que hiciste alzar, imagen de tu mal.
Un día lejano de nuestro invierno,
ya bajo el amparo de este cielo,
en la envidia ciega vimos arraigar
con espanto el horror de Sepharad:
la infinita tristeza del pecado
de la guerra sin victoria entre hermanos.
Venidos de la otra orilla del mar
al campo en sangre, siempre sin pan,
salvándonos en el dolor del trabajo,
guiándonos las luces del templo recordado,
ganamos lentamente una libre paz.
Salvador Espriu.
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Valle del Turia.
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