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viernes, 23 de agosto de 2013

Agosto2013/Miscelánea. TERUEL...¡"IGNORADA MARAVILLA"!

Muy desconocida resulta nuestra provincia, también, para sus habitantes. Surge el desconocimiento por la carencia de una red de comunicaciones propia que articulase su propio territorio. Cuando Teruel se convierte en provincia con los decretos de Javier de Burgos, en los años 30 del siglo XIX debió, pero no lo hizo, organizar su propio territorio. Entonces, el camino más importante de la provincia era el que te llevaba de Teruel a Cantavieja-Castellote-Calanda-Alcañiz. Ahora, a principios del siglo XXI, todavía queda un tramo (Cantavieja-Mirambel) sin concluir. Esta falta de organización y de comunicaciones hizo que aquí se asentara el carlismo y se sintiera como en su propia casa. A su vez, las guerras civiles del siglo XIX ocasionaron una desestructuración económica y social de dimensiones y consecuencias, todavía latentes. La provincia vino a menos, la emigración del siglo XX (más de 70.000 personas en dos décadas) y la falta de comunicaciones hizo el resto. Teruel no reaccionó hasta finales del siglo XX y cuando lo hizo ya era tarde. Los discursos en el Congreso de Madrid de los Carlos Castel en la época de la restauración borbónica, tampoco sirvieron de mucho. Teruel, en 1901, es la última capital de provincia en llegar el ferrocarril y será, también, la última provincia a la que llegue una autovía.
Es pues Teruel una provincia desestructurada y de grandes contrastes. Grandes zonas desérticas y ciudades minúsculas: Alcañiz (16.424), Albarracín (1.102) y Teruel (35.841). Tiene sin embargo un patrimonio, artístico, cultural y natural nada desdeñable. Las riquezas que le dejó a la provincia, el olvido y las guerras civiles, bien pudieran ser ahora explotadas racionalmente para beneficio de sus sufridos pobladores. Teruel fue industrial, ya lo dijo Asso y Ponz. Fue minera, ya lo dijo Domingo Gascón. Conquistadora, ya lo dijo Jaime I. Maestra en el arte de la guerra (siete laureadas de San Fernando), de la caza (arqueros de Castellote), de la pintura (Artesonado de la catedral o modernamente, Luis Berdejo Elipe), de la pluma (Humanistas Alcañizanos), de la arquitectura (Martín de Aldehuela), de la costura (Pertegaz), de la música (Antón García Abril y Gaspar Sanz), pionera en el cine (Chomón y Buñuel, Maenza), etc., etc. La hollaron, primero que nadie, lo más grandes dinosaurios de Europa, luego fueron celtas, fenicios, cartagineses, romanos, árabes y gentes provenientes de todo el norte peninsular. Del paso de los dinosaurios quedan huellas (ignitas) en el suelo. El hombre, sin embargo, las dejó en las grandes obras de ingeniería (acueducto romano de Albarracín-Cella), la arquitectura y el arte. Costumbres y tradiciones permanecen, a pesar de la despoblación, vivas en muchos rincones de nuestra provincia.
Se sorprenderá el viajero de que en el más minúsculo pueblo de apenas dos docenas de habitantes, encuentro magnificas obras del arte y de la arquitectura en sus iglesias, casas consistoriales y ermitas. Todo ello fruto de un pasado que aquí siempre se piensa más halagüeño que el presente. Conocer la provincia lleva su tiempo pues está llena de rincones y vericuetos. También hay que tener paciencia, pues hay que ir al sitio adecuado en el momento preciso, piénsese por ejemplo a una romería: La Estrella, El Llovedor, la Fuensanta, La Langosta, etc.
Desde cualquier vértice de la provincia, el viajero curioso quedará satisfecho y regalado si viene con el afán de conocer y compartir, y no con el ansia del turista comeimágenes. En ente blog ya llevamos publicadas miles de fotografías de la provincia y no hemos hecho más que empezar. Os invitamos a seguir con nosotros el paseo por nuestra tierra: no os defraudará. Tampoco lo hará el jamón, el aceite, el melocotón, el ternasco, el pan de pintera y la cañada, el azafrán, el queso, los escabeches, el vino...
Hablaremos de personas: Alfonso II de Aragón (fundó la ciudad), Domingo Celadas, Marcilla, Segura, Azagra, el Papa Clemente VIII (Sánchez Muñoz), Francisco Peña,  Jaime I de Aragón (conquista Valencia desde la Ruta de la Lana), Francés de Arada, Pedro IV de Aragón (título de ciudad), Alfonso V de Aragón (Cortes en Teruel), el Juez Villanueva, Martín de Aldehuela, Gabriel Yoli (enterrado en la catedral de Teruel), Pierres Vedel (enterrado en Albarracín), Domingo Andrés, Palmireno,  Ruiz de Moros,  Yagüe de Salas, Francisco Mariano Nipho y Cagigal, Cabrera, Marco de Bello, Pérez de Prado (seminario, custodia,...), Carlos Castel (padre e hijo), Isidoro de Antillón, Vicente Pascual, Braulio Foz, Padre Piquer, Andrés Piquer, Ripalda, Francisco Tadeo Calomarde, Víctor Santos  Pruneda, Domingo Gascón, Pablo Serrano, Buñuel, Chomón, Artigas, Loscos, Pardo Santrón, Zapater, Bernardino Gómez Miedes, Sobrarías, Catalán de Ocón, Matías Abad, Villarroya,  Anselmo Polanco, Pertegaz, Luis Sixto Berdejo Elipe,  Santos Abril, Antón García Abril, Gaspar Sanz, Eloy Fernández Clemente, Gonzalo Borrás, Carlos de la Vega y Luque, Damián Iguacén Borau, Conrado Guardiola, Almagro, Jaime Caruana,  Ángel Alcalá, Purificación Atrián, Pizarro... y un largo etcétera. 
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Otros hombres se enamoraron de nuestra provincia y aquí, descansan para siempre. Fue el caso del gallego Víctor Pruneda Soriano, comandante de la Milicia Nacional, firmemente defensor de la república, creador y director del periódico titulado "EL CENTINELA DE ARAGÓN", que luchó bajo la bandera roja y amarilla contra los ataques del general Marco de Bello en 1874..
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