GALVE
“En el Cantar aparecen cuatro
personajes ficticios, que son pura creación del autor. Los llama por orden de
aparición Tamín, Fariz, Galve y Búcar.”
(Ubieto, Historia de Aragón).
Galve, cuyo topónimo aparece
documentado ya en 1118, es tierra del Mío Cid. Pero muchísimos siglos antes de
todas estas historias nuestras, fue tierra de dinosaurios. José María Herrero
lo descubrió y por ello pasó ya a la historia grande de Aragón.
De tarde, paseamos por las
riberas del Alfambra y descubrimos la singular belleza de sus trigales dorados,
sus verdes prados, sus chopos cabeceros y su puente medieval. El pueblo estaba
en fiesta y en los bajos del Ayuntamiento se jugaba al guiñote, luego hubo
toros y música o música y toros. El restaurante estaba “a tope” pues además de
las fiestas muchos son los que vienen a ver el centro de Dinópolis y sus
singulares bellezas naturales. Galve tiene muchos recorridos y muchas rutas a
las que atender. A Galve siempre se vuelve…
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Magnífica obra de piedra sillar.
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Bucólica estampa con puente, río y escolta de chopos cabeceros.
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Calzada del puente medieval de Galve.
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Puente de dos ojos.
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El río, minúsculo en agosto, camina hacia Villalba Alta.
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Vista desde las choperas del río Alfambra.
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Parque paleontológico a las orillas del río Alfambra.
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Caminando entre dinosaurios.
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Pionero de la paleontología en Teruel.
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José María con un fósil en la mano.
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Impresionante cosecha de cereal.
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La fiestas mayores se celebran, también en Galve, para el 16 de agosto.
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Casa Lugar
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