CANNADA VELLIDA
El último censo le da 38
habitantes. Estamos, pues, ante uno de tantos pueblos turolenses que han
llegado a su postrer latido y la posibilidad de su desaparición se hace
evidente. Hablamos de Alpeñés, Almohaja o Cañada Vellida en la Comunidad de Teruel,
por ejemplo. Sentados en el pretil de la
calle que va a la iglesia una tarde de mediados de agosto, vemos desatarse la
tormenta en el Campo de Visiedo. Sobre Perales del Alfambra las nubes sueltan “ramos”
de líquido en cantidades considerables. La nube barrerá Fuentes Calientes,
Cañada Vellida y acaso Galve. A nuestra
espalda está el Puerto del Esquinazo colmado de “ventiladores” y dando energía
a otros. Esta ha sido, en otros tiempos, “buena cañada” para el ganado. Casi su
única referencia histórica nos remite a la ganadería. Pedro II de Aragón tiene
que advertirles de su ambición. La vaguada que corre bajo el pueblo es propicia
para el cereal y también, ahora, para el ganado estabulado. De la tierra pueden
vivir pocos, y por ello, el lugar no puede prestar todos los servicios que se
requieren. La administración hace lo que puede y más. Tienen arreglado el
Ayuntamiento, la iglesia, las ermitas, el agua corriente, la televisión, las
calles y las carreteras. Magníficas farolas alumbran las noches estivales de la
“vellida” localidad que en un tiempo dio cobijo a un humanista alcañizano. Pero,
hasta aquí hemos llegado. La demografía ha firmado su sentencia y esto es
irreversible. Habrá todavía, hermosos veranos y esplendidas puestas de sol.
Pero de momento, como diría el clásico: "Carpe diem".
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