El almendro es el primer árbol en florecer (eso dicen) aunque, hay quien señala, que el primero es el magnolio chino y otros apostillan que el cerezo no le va a la zaga. Influye en ello, la altitud y la variedad de la almendra (floración temprana o tardía). En nuestra provincia comienza a florecer el almendro por la zona del bajo Aragón y va subiendo hacia las altas sierras ibéricas. De momento, en las sierras turolenses, los árboles caducifolios permanecen desnudos y, los chopos, como velas expiatorias, esperan la primavera para explotar sus yemas.
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El olivo ornamental acompaña con su verdor los tristes días invernales.
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Los frutos rojos, dan alimento a los pájaros a falta de insectos.
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El romero despierta sus flores muy temprano, para que las abejas hagan, durante el invierno su mejor miel.
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Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor
—recordé—, yo he maldecido
mi juventud sin amor.
Hoy, en mitad de la vida,
me he parado a meditar...
¡Juventud nunca vivida,
quién te volviera a soñar!
todo cargado de flor
—recordé—, yo he maldecido
mi juventud sin amor.
Hoy, en mitad de la vida,
me he parado a meditar...
¡Juventud nunca vivida,
quién te volviera a soñar!
(Antonio Machado)
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Finalmente la primavera explota en todos los rincones de la geografía turolense.
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