El edificio tiene dos caras o dos fachadas. La fachada norte, que corre lamiendo la carretera de San Julián, responde al bien cultural que quería preservarse. Se trata de una obra del arquitecto modernista Monguió y que se ha salvado conforme al objetivo que se perseguía. La otra cara o fachada es la que da a la Rambla de San Julián y que se ha construido (ex-novo) colocando cubos y prismas en disminución y en relación con el volumen de obra legado por el anterior edificio cuyo fin era, asilo de ancianos. Sobre la estética de la primera fachada nada que decir ya que el "modernismo" en arquitectura es ya "un clásico" y por lo tanto fuera de crítica. La fachada meridional tiene más complicación y es difícil que sea objeto de la total aceptación popular. Es una fachada muy "vista y observada" por los miles de caminantes que a diario atraviesan el viaducto de Hué (viejo). Una encuesta callejera daría los más variopintos comentarios. Pero, como todo, con el tiempo se hará familiar y se incorporará al "alma mater" turolense. Recordar que "al principio" tampoco gustaba el Torico y recibió las más furibundas críticas y, ahora, "que no me lo toquen".
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ANTES
Asilo de San José
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