Como puede verse, los árboles de la chopera llegan al mismo cauce del río. Éste, al recuperar su espacio produce la caída del chopo.
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ES PRECISO RESPETAR LOS CAUCES Y LAS MÁRGENES DE
LOS RÍOS
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Si alguna virtud tiene los episodios
de “gota fría” y las avenidas de los ríos, ramblas y barrancos, que llevan aparejadas,
es la de poner de manifiesto el maltrato que damos a la naturaleza. En este
caso del río Alfambra, que vemos en las siguientes fotografías. La invasión, literal, del cauce mediante el cultivo del
chopo ocasiona que con la crecida, el río intente recuperar lo que eran sus dominios. No se
conforma el hombre con esta situación y clama por un pantano que lamine las
avenidas. Pero, si tal se hiciera con el Alfambra, dejaría de ser un río vivo, uno
de los pocos ríos vivos que quedan en España.
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