EL JAMÓN DE TERUEL
“Matar al sastrecillo”
Un turolense de Fórnoles (Matarraña), Braulio Foz
Burges, escribió en el año 1844 una novela satírica titulada Vida de Pedro
Saputo, que con el tiempo había de convertirse en un estupendo espejo donde se
mira una parte de la sociedad aragonesa. Esa parte “picara”, cruel, cínica,
engañosa y si se quiere, humorística. Porque al fin, si no nos tomamos las cosas
con humor, podemos caer en la depresión más absoluta. En el capítulo dedicado al juicio sobre
el herrero de Almudévar se recoge un episodio que en parte relatamos abajo y
que tiene de alguna manera concordancia con el asunto del Jamón de Teruel. El
pueblo llano, como en la novela de Braulio Foz, da al fin por poner etiquetas
que sintetizan el cúmulo de acontecimientos que suceden en torno a un hecho. En
este caso, en el del Jamón de Teruel, el resumen está muy claro y la gente lo expresa
con total claridad… “A PAGAR… POCA ROPA…” dando con ello a entender, que el
poderoso se libra. En este caso se han librado los “poderosos” y los “políticos”.
Queda Guillén como ejemplo, y cuya cara se muestra con descaro en el Diario de
Teruel, como “reo” de un escándalo con mayúsculas y del que la justicia no va a
saldar cuentas. “Matarán” sí, al “sastrecillo”, a la parte menos sustancial del
asunto, pero… no se habrá hecho justicia y el Jamón de Teruel seguirá con la
misma LOSA.
LA JUSTICIA Y EL JAMÓN DE TERUEL: “QUE
PAGUE QUIEN NO DEBA”
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Pedro Saputo de Braulio Foz
“La Justicia de Almudévar” se presenta
como una leyenda satírica que relata como el herrero de esta villa mató a su
mujer. Al ser condenado, las gentes pidieron que se ajusticiara a un tejedor de los que andaban más sobrados,
en vez del herrero, único que ejercía el oficio en la villa. Y de este modo,
son los vecinos quienes ahorcan al tejedor, sin intervención de Saputo, que se
queda horrorizado ante semejante atrocidad.
Por no matar un ferrero / los saputos
de Almudévar / inventaron su justicia: Y así se quedarían con esta frase hecha.
“La Justicia de Almudévar: que pague quien no deba”.
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Cuando llevan al herrero a la horca,
en presencia del pueblo, uno exclama:
“¿Qué is a fer, hijos de Almudévar?
¿Conque enforcaréis a o ferrero que sólo tenemos uno? Y ¿qué faremos después
sin ferrero? ¿Quién nos luciará as rellas? ¿Quién ferrará as nuestras mulas?
Mirad lo que m’ocurre. En vez de enforcar a o ferrero, que nos fará después
muita falta, porque ye solo, enforquemos a un teisidor, que en tenemos siete en
o lugar, e por uno menos o más no hemos d’ir sin camisa.
-¡Tiene razón!, ¡tiene razón!,
gritaron todos; ¡enforcar un teisidor!, ¡un teisidor!…”
Cogen a uno de los tejedores, lo
llevan a la horca, y dejan libre al herrero.
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En el caso del Jamón de Teruel está
sucediendo ya, lo de la Justicia de Almudévar, que va a pagar el que menos
culpa tiene (aunque pague poco). Parece ser que al asunto se le está dando
carpetazo, como suele decirse vulgarmente pero, para salvar la cara, se va a
acusar a la parte más débil del asunto (tres personas). Para ellas, el fiscal
(vaya papelón), les pide tres años de cárcel y trescientas mil pesetas de
multa. Así que se celebre el juicio y los abogados presenten sus alegaciones y
certificaciones de gastos correspondientes, la cosa va a quedar en nada.
Con este asunto, en el que el jamón
de Teruel ha quedado en entredicho, la justicia no ha saldado las cuentas y por
ello, la recuperación de la marca va a ser imposible tras este enjuague, pues,
siempre quedará la sombra de la duda al no querer hacer justicia.
Como en el juicio de Almudevar aquí,
también, paga el sastrecillo.
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Pinchad aquí:
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