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lunes, 21 de abril de 2014

Abril2014/Miscelánea. ALCAINE, FOTOGRAFÍAS DE UN VIAJE.

Hace ya unos años que viajamos a Alcaine, entonces nos pareció un pueblo fantástico y singular. Asentado en las laderas escarpadísimas del valle que abre entre montañas las aguas del río Martín, debió de estar habitado desde la más remota antigüedad. Por ello, no son extraños los vestigios de pinturas rupestres. Sin embargo, el medioevo le dio la configuración actual. Se trata de una plaza defensiva que no necesita murallas pues las escarpadas rocas hacen de paredes infranqueables, colocando de trecho en trecho una torre defensiva o pica. El lugar tiene mil ángulos de visión y mil perspectivas distintas según la posición del viajero. Además de la naturaleza y el paisaje que le aporta el estar enclavado en el Parque Natural y Cultural de Río Martín, es pueblo que tiene una historia interesantísima de solidaridad y acogida, recogida en las páginas de la revista “La Pica de Alcaine”. Tiene un caserío arracimado en las laderas de la montaña y una iglesia barroca del siglo XVII. La iglesia tiene una cúpula mayor sobre el presbiterio, cuatro en las naves laterales y un retablo de estuco que por esa razón no se pudo quemar en la guerra pasada. Alcaine podría ser, con la debida ayuda económica, el Albarracín de las Cuencas Mineras por su singularidad y sus atractivos naturales. Pero en Alcaine queda mucho por hacer y las circunstancias económicas actuales no son las mejores para emprender la ingente tarea de restauración que precisa. Esperemos que los tiempos cambien y el futuro se apodere de este encantador rincón de la provincia.
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