UNAS ZURRAS EN EL
CULO
Recuerdo cuando antes se decía
que tres debates convocaban mayoritariamente a los turolenses: La Vaquilla, Los
Amantes y La Batalla de Teruel. Cada año que transcurre, La Batalla de Teruel
pasa a engrosar un peldaño más lejano en la escala de la historia. Tienen Los
Amantes su Cartilla y la tiene, también, La Batalla de Teruel (Tuñón de Lara).
No la tiene La Vaquilla del Ángel, porque no hay materia para una Cartilla.
Nonito tiene a todas las Peñas metidas en libro y con eso basta. Cuando era
casi niño iba a labrar con mi padre al Muletón y también a segar. Recuerdo que
era corriente la aparición de “proyectiles” que luego explosionábamos en las
cuevas poniéndolos sobre unas aliagas y prendiéndoles fuego, nos pudo pasar lo
de Alberto, pero hubo suerte. También recuerdo ver calaveras y huesos en el
sembrado. La parcela susodicha no era nuestra, era de las del común (del término), de esas
que repartía el Ayuntamiento a los vecinos para que sacáramos algo de trigo y
poder sobrevivir. También recuerdo que cuando veía los huesos me acordaba de
las lecciones del colegio, cuando decía el maestro con solemnidad: “España está
regada con la sangre de los españoles”. Pensaba que no había cosa más cierta
que ésa pero que, por mucho que se regara, aquel secarral nunca nos sacaría de pobres.
Así que, El Muletón, siempre me pareció un lugar desagradable, áspero y
fatigoso. No me gustaba andar por aquellos andurriales, para nada. Luego,
pasados muchos años, cuando vi que hacían una revista con ese nombre tan
sonoro, pensé que esa gente nunca había ido allí, ni a labrar, ni a segar, ni
se las había tenido que ver con las escurzones (serpientes). En las batallas
siempre suele haber un vencedor y un vencido y siempre deben recordarse (dicen)
para no repetir el error. Yo desde luego, ni lo cometí, ni pienso cometerlo, me
declaro pacifista total. Por eso cuando viene el 15 de diciembre y empiezan de
nuevo a recordar las batallitas del abuelo y los especialistas en el tema a
darnos lecciones, me pongo cansino. El que ha pasado una guerra, es lógico que la
recuerde y que la cuente (no todos lo hacen), eso tiene su mérito: ¿no se cuenta la
mili?... ¡Pues entonces! Lo que pasa es que ya pocos pueden contarnos de
primera mano La Batalla de Teruel, incluso detalles de la posguerra se van
desdibujando. La guerra trajo la muerte, pero la posguerra el hambre, la
carestía, los piojos y la miseria. Malos años esos que transcurrieron entre los
40 y los 60 del pasado siglo. ¡Ojalá no vuelvan nunca! Para los historiadores
es cosa de hacer flechas en los mapas y poner nombres de compañías y batallones.
Nombrar a los generales y señalar con cierta suficiencia los errores de
estrategia cometidos por unos u otros... allí los querría ver yo a ellos. Ahora
que, si bien lo piensas, la cosa parece de película. Llegaron aquí así como
200.000 soldados, destruyeron la ciudad y los alrededores y se fueron
llevándose los cadáveres, unos 37.000, para depositarlos el Valle de los
Caídos. La mayoría de los turolenses fueron evacuados y cuando volvieron la
ciudad estaba en ruinas. Ponerse a estas alturas a buscar a los buenos y a los
malos me produce, otra vez, fatiga. Además, qué se saca con eso… ¿no fue una
guerra civil? Cando en mi casa reñíamos los hermanos mi madre nos daba con la
zapatilla a ambos. Si hubiera habido una “Madre Patria” española a ambos bandos debería
haberles dado unas buenas zurras en el culo.