ESPAÑA TIENE UN PROBLEMA
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Las declaraciones del catedrático e
ingeniero Larrodé en este titular del
DDT son, una obviedad en su primera parte y, un insulto a la inteligencia, en
el pretítulo. Por su formación y por la
materia que trata, él, debe saberlo y debe explicárnoslo a todos los ciudadanos
para que lo entendamos. Debe o debería informarnos de los antecedentes
históricos y de las fuerzas que actúan sobre los intereses de la provincia y la
tienen colapsada.
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España tiene un problema con
catalanes y vascos que son dos regiones prósperas. Sin embargo, España, no
tiene ningún problema con Teruel que es una provincia pobre y desahuciada. Teruel
ocupa el último lugar en los rankings que describen la economía o la demografía
del país. Así que, por qué habría de preocuparse España de Teruel si, Teruel,
no crea ningún problema. Idéntica receta y razones para el Gobierno de Aragón. Dos
datos, bien significativos daremos. Teruel es la última capital de provincia de
España a la que llega el ferrocarril y lo hace en el año 1901. El otro, también
en la misma dirección, no es de menos
enjundia. Teruel, es la última provincia española en llegar una autovía. A
pesar de todo, la autovía no se hubiera hecho por Teruel si la razón
fundamental de hacerla no fuera que esta autovía, la A-23, sirve para el tráfico
de mercancías del levante al País Vasco.
Con todo, hay “catedráticos” que no
se explican el “caso” de Teruel. Deberían, sin embargo, dar explicaciones.
Tenemos a los ministros, a los asesores y a los “catedráticos”, entre otras
cosas, para que den explicaciones. Para que pongan negro sobre blanco dónde
está la causa de nuestro atraso secular.
Pero claro, es poco elegante y políticamente correcto, señalar a los centros de
poder, los grupos de presión y los intereses sectoriales que nos asfixian.
También, esos “catedráticos” deberían señalar nuestras culpas. Qué hemos hecho
mal y cómo dejamos crecer el caciquismo de
forma tan rampante que, a la postre fue causa de la emigración al imposibilitar
una mínima industrialización. De esta manera a finales del siglo XIX (tras
cuatro guerras civiles) la descapitalización de la provincia era tal que no
había capacidad endógena para explotar sus recursos naturales. Por esta razón
Domingo Gascón y Guimbao, registra los cotos mineros y los pone en venta en su
casa de Madrid.
Pasó la era industrial y, prácticamente,
tenemos perdida la era de la logística. Ahora, expoliada la minería, quedamos
pendientes de la PAC y del cerdo. Pero, cuidado, nace en lontananza la amenaza
de una lucha sin cuartel contra el consumo de carne (no hay que dar jamón en
los colegios), crecen los partidos animalistas que si hoy los controla Podemos,
están al punto de su liberación. Una sociedad rica y progresista mira lo que
come y, lucha sin cuartel, contra la explotación animal. La granja de “gallinas
felices” en Villel es un ejemplo de por dónde van a ir los tiros.
En estas estábamos, con la sociedad
turolense saliendo periódicamente a reivindicar el tren y en ninguna de las
ocasiones se ha visto al presidente Lambán, salir al frente de una
reivindicación que pasa por ser piedra angular de nuestra recuperación. Así que,
ya saben algunos ingenieros de Zaragoza donde están hoy algunos de nuestros
males: uno, en los políticos incapaces y, otro, en el “caciquismo” de una
burguesía zaragozana rala y dependiente del puerto de Barcelona.
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