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martes, 15 de diciembre de 2015

Diciembre2015/Miscelánea. TARJETAS POSTALES TUROLENSES

LA CAJA DE LAS POSTALES
Hemos pasado, sin darnos cuenta, de la caja metálica de carne de membrillo en la que guardábamos las tarjetas postales de nuestros viajes, al móvil y el archivo electrónico de fotos. Del daguerrotipo al carrete y, de éste, a la fotografía electrónica. Quedan todavía, sin embargo, cajas llena de postales y fotos antiguas en algún rincón de la casa. Muchas de las tarjetas escritas en el reverso, nos recuerdan el lugar y la fecha. “Queridos padres: He llegado a Castellote, es un pueblo preciosos del Maestrazgo”… etc., etc.
Ahora, cuando llegas a un pueblo, lo primero que preguntas es si hay cobertura de móvil. Nos hemos convertido, todos, en reporteros intrépidos y, urge sobremanera, mandar un selphy a la familia para que vean que estamos bien y, sobre todo, dónde estamos. No hace mucho, por el contrario, íbamos a la tienda del pueblo a comprar una tarjeta postal y un bolígrafo marca Bic. Tras la comida, en el tiempo de reposo, se aprovechaba para escribir unas letras. ¡Qué pereza da ahora escribir! ¡También leer! Las dos cosas se hacen atropelladamente y cometiendo numerosísimos errores. ¡No hay tiempo que perder! Y no es verdad que se pierda, deberíamos ganarlo recreando y reflexionando lo vivido. Seguro que así no seriamos meros consumidores de imágenes y nos acercaríamos al prototipo deseable de viajero que trata de comprender la forma de vivir y de crear cultura del pueblo o la ciudad que visita. 
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