URGE LA REPARACIÓN DE
LA TRAÍDA DE AGUAS A TERUEL DE PIERRES VEDEL, SIGLO XVI
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Nos citamos en La Fontana para
recorrer el mismo camino que sigue/seguía el agua desde La Peña el Macho hasta
aquí y, desde aquí, hasta la Torre del Agua. Recordamos el cariño con que reconocía,
acariciaba y mimaba Ángel Torres, cada piedra, cada acueducto y cada mina de
este recorrido que le parecía fantástico. Cómo llegó a escrutar su trazado
original intentando pensar como Pierres Vedel y cómo buscaba las curvas de nivel de su
trazado más lógico. El era un gran maestro y socialista, sabía hacer las dos
cosas con gran dignidad, con gran profesionalidad (¿puede decirse?) en todo
caso, es verdad que lo hacía con gran entrega. Estudió el trazado, calculó la
equivalencia de la vara turolense con la aragonesa y la castellana y tuvimos largas discusiones sobre varios temas
referidos a esta singular obra renacentista. Es esta una, si no la primera, obra de ingeniería
civil del periodo imperial español.
Hoy hemos visto el abandono en
que se encuentra el trazado. Tenemos de Consejera de Educación Cultura y
Deporte a una turolense (Maite Pérez). Tenemos de Director General de Patrimonio a otro
turolense (Ignacio Escuín Borao). Y, sin embargo, que pocas esperanzas tenemos en que tomen en consideración
esta obra declarada BIC. Y no tenemos confianza porque, no les vemos la “rasmia”,
ni el propósito para ello. Seis meses llevan ya en el cargo y no han presentado
ningún proyecto, ningún plan, ninguna estrategia sobre nuestro patrimonio. Cada
día que pasa y vemos que el mismo sopor de siempre adormece su acción política,
nos entra el desespero. Otros cuatro años tirados por la borda. ¡Una pena!
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TEMAS SOBRE QUINTO PIERRES VEDEL
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QUINTO PIERRES VEDEL
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LA FUENTE Y ZARICHE DE PIERRES VEDEL EN CELADAS
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UNA FUENTE DE VEDEL
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LA MINA QUE CONSTRUYÓ PIERRES VEDEL DEBAJO DEL FOSAL DE SAN PEDRO
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PANEL INFORMATIVO SOBRE PIERRES VEDEL
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LA TRAÍDA DE AGUAS DE LA PEÑA EL MACHO
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LA TRAÍDA DE AGUAS A
TERUEL EN EL SIGLO XVI
BIEN DE INTERÉS
CULTURAL
Texto de: Patrimonio Cultural
de Aragón (DGA)
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El Acueducto de los Arcos o
Traída de las Aguas de Teruel es una de las obras de ingeniería más relevantes
del Renacimiento español. Su construcción obedeció a la necesidad de mejorar el
suministro de agua a la ciudad de Teruel, que hasta ese momento dependía de los
grandes aljibes construidos en el último cuarto del siglo XIV en la actual
Plaza Carlos Castel y de varios pozos y aljibes más pequeños distribuidos por
otros puntos del casco urbano. Las obras de la Traída se iniciaron en 1537,
captándose el agua de la Peña del Macho, fuente situada a mitad de camino entre
Teruel y Valdecebro; pero pronto debieron abandonarse debido a su elevado coste
económico.
En 1551 el Concejo de Teruel
encargará el reinicio de la construcción de la Traída de Aguas a Pierres Vedel,
arquitecto de origen francés que había concluido con éxito el complicado
recalce de la Torre mudéjar de San Martín. Pese a las dificultades, las obras
fueron a un buen ritmo y en 1552 ya se había completado el tramo existente
entre la Peña del Macho y el Carrel. Para ello había sido necesario tender una
conducción de 4.450 m. realizada con unos 12.000 arcaduces de cerámica; contaba
con 140 arquetas y dos minas subterráneas (una 190 m. de longitud), cruzando
dos barrancos mediante arcos; en fechas posteriores se agregaron dos nuevos
arcos y una mina, a fin de mejorar el trazado en tres puntos conflictivos.
Para salvar el barranco que
delimitaba por el Noreste la Ciudad, último gran obstáculo orográfico, Vedel
diseñó Los Arcos, estructura que da nombre a toda la Traída. Esta emblemática
construcción es de clara inspiración clásica y aúna magistralmente su carácter
utilitario (acueducto y viaducto) con el representativo. Consta de dos niveles,
el superior de seis arcos y el inferior de dos.
Una vez concluidos Los Arcos en
1554, el siguiente paso fue solventar la complicada distribución del agua en
una ciudad ya edificada y con significativas irregularidades topográficas.
Además de los puntos de suministro necesarios para cubrir las demandas
vecinales, fue preciso crear tres fuentes suplementarias exigidas por D.
Hernando de Aragón, arzobispo de Zaragoza, como contraprestación a la prórroga
del plazo de la contribución para la ejecución de la obra cobrada a los
clérigos turolenses.
En medio de una gran expectación
popular, el agua llegó a la Fuente de la Plaza Mayor en 1558. En los años
siguientes se fue completando la trama urbana de la Traída, hasta instalar un
total de 14 puntos de agua, alimentados por una conducción de casi 2.500 m.,
realizada con unos 6.500 arcaduces de cerámica y que integra una mina, siete
grandes arcas (alguna de considerables dimensiones) y otras 40 arcas
subterráneas más pequeñas. Fuera del casco histórico, las aguas de la Traída
también llegaron al Arrabal, si bien la información disponible sobre este ramal
es sumamente escasa.
La Traída de Aguas integró
igualmente un conjunto de arbellones, en su mayor parte construidos durante la
Baja Edad Media, a través de los que se canalizaron las aguas sobrantes del
sistema, vertiéndolas directamente a barrancos o incorporándolas a los sistemas
de riegos. Estos grandes colectores, que también recibían las aguas pluviales,
suman más de 900 m. de galerías subterráneas.
La construcción de la Traída no
estuvo exenta de problemas. En 1566 fue necesario trasladar dos de las fuentes
construidas en 1559, ya que generaban humedades en las iglesias de San Martín y
Santiago. Además, los costes económicos de la construcción obligaron a imponer
nuevas tasas municipales que se mantuvieron al menos hasta 1585. En el año 1583
se realizó una visita general al conjunto de la Traída de Aguas, realizándose
una pormenorizada descripción de la misma (salvo del tramo del Arrabal),
generando un documento esencial para el conocimiento de la conducción
renacentista.
Con posterioridad a esa fecha la
Traída fue objeto de continuas labores de mantenimiento y de algunas reformas
de entidad, entre las que destacan las ya citadas construcciones de dos nuevos
arcos, varias arcas de grandes dimensiones y otra mina en el tramo rural; y de
nuevas minas o galerías subterráneas en el tramo urbano, destinadas estas
últimas a facilitar la sustitución de los arcaduces obstruidos o rotos. También
se documenta arqueológicamente la realización de pequeñas derivaciones o
captaciones de la trama urbana principal. Pero la reforma de mayor entidad de
la que tenemos constancia data de 1866, año en el que se sustituye el tendido
de arcaduces por una conducción de hierro en el tramo rural existente entre la
Mina del Collado y el «arca de piedra picada» sita al pie del actual depósito
de agua. Esta obra supuso un cambio parcial del trazado, lo que ha permitido
que se conserven algunos tramos de la conducción original de arcaduces en el
entorno de este último punto.
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LA FONTANA
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DEPARTAMENTO DE EDUCCIÓN CULTURA Y DEPORTE DEL GOBIERNO DE ARAGÓN (PSOE-CHA)
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