LA CALLE DE LAS
PARRAS
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Pudiera ser que la proximidad de
la monumental Rubielos trajera algún tipo de complejo a Mora. Pudiera ser
porque, preguntando a algún vecino sobre el tema turístico no ha dicho, “eso en
Rubielos”. Señalando el centro y polo del turismo cultural y monumental. A fe mía
que se equivocan. No es bueno hacer comparaciones y sí, por el contrario,
señalar las singularidades que cada población tiene. Mora es villa singular,
histórica y de gente muy laboriosa y emprendedora. Posee un impresionante
castillo que ha sido de los más poderosos de Aragón y posee, también, una
singular pléyade de hombres ilustres propios o foranos que aquí vinieron a
asentarse. De todos ellos destaca el creador de la más importante Escuela
Humanista Aragonesa de todos los tiempos, se trata de Juan Fernández de Heredia, que contribuyó como nadie a normalizar el
aragonés. Pero, junto al señorío de los condes de Fuentes, crecieron casas
solariegas que se asentaron en el casco, ahora histórico, de la población. La
calle de Las Parras, destaca por sus caserones y sobre ellos el de los Cortel.
Conventos con formato de palacios como el cercano de las monjas franciscanas y
una impresionante iglesia ex-colegiata cuya nabada asusta por su amplitud al
primer visitante. Impresionante son los restos de murallas, las ermitas y sobre
todo un palacio municipal de estilo herreriano que despierta la atención de
todo visitante. Peirones, puertas y portales, fuentes, lavadero, puentes,
capillas, calvario… y un largo etcétera de detalles difícil de agotar en un
solo día. Pero Mora no acaba aquí, su entorno natural es magnífico. De él hemos
dado algunas pinceladas: el pantano con su sendero fluvial, Fuen Narices y un
poco más abajo la Cascada de la Hiedra. Grandes pinadas y dehesas de ganado
bravo cubren un extenso territorio lleno de impresionantes masadas, algunas
convertidas ahora en establecimientos hoteleros. Porque Mora, sabe exprimir su
economía y planea su futuro diversificándola.
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