TIEMPO DE BOTARGAS Y
DIAPLERONS
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“El pueblo nunca se equivoca”, al
menos, cuando no lo hace. Aquí, en estas elecciones, hay un aprueba evidente de lo contrario. Hemos roto el bipartidismo y entramos en una época de inestabilidad y
cambalaches. Si esto es lo que se deseaba, va a haber para todos: pónganse a la
cola. La estabilidad política sólo se aprecia cuando falta. Un Gobierno estable
que permita desarrollar la economía y crear empleo, también y de la misma forma,
se echa en falta en su ausencia. Sea cual sea el resultado de los pactos,
tenemos un futuro incierto y una situación que se va a deteriorar
progresivamente en lo social, en lo económico y que va a afectar, en mayor grado, a los más débiles. El mejor
de los escenarios posibles que dé estabilidad al país es, también, malo. Se
trata de la opción de un gobierno del PP en solitario. Un gobierno inestable y
temporal apoyado en dos puntos: los presupuestos del 2015 ya están aprobados (recuerdan,
lo que se criticó el asunto) y el hecho de que el Senado español lo ha ganado
por mayoría absoluta el PP. Desde el senado, se puede “controlar” la acción del
Congreso y del Gobierno. Bien es cierto que el Senado no es determinante (cámara
de segunda lectura) paro, también es cierto, que con su capacidad de “bloqueo”,
puede eternizar las leyes que vayan en deterioro de la economía. Pero si esto a
corto plazo, resulta desmoralizador, que decir del medio y largo plazo. De
momento, esta legislatura se vaticina corta y turbulenta, de difíciles pactos y
de espectaculares enredos. Aquellos que quisieron acabar con el bipartidismo,
es decir con la estabilidad política porque querían “marcha”, “más marcha”… aquí
la tienen. Ya hay quien compra gusanos para ponerlos en el anzuelo… ¡algo caerá!