Las placas de las calles atraen a los cables como un imán. Estos nidales, en las ciudades turísticas, son un verdadero desdoro del patrimonio. También los cables que cruzan las calles, particularmente delante de los monumentos artísticos, merman la belleza de estos. No es un problema que se resuelva de un día para otro, pero sí, mediante una planificación a medio y largo plazo.
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