Este año del 2023 es mucha la gente que ha venido "a ver las fallas" de Valencia. Hay que señalar, inmediatamente, que hay fallas en otros puntos de la península ibérica. Pero "a ver las fallas" de Valencia cada persona en concreto viene con una intención, que trataremos de averiguar en las siguientes fotografías. La primera pregunta tiene un sentido conceptual y etimológico, es decir, de su ser, de su pervivencia y de su origen. En su esencia, es decir, en su significado primigenio, las fallas tendrían en torno a los 2.500 años de existencia y tendría su origen en las religiones animistas. Todo lo que existe tiene vida y tiene muerte. La vida comienza cada año al levantarse el sol en el horizonte y coincide con el solsticio de invierno, para entonces la tierra está muerta o dormida (el fuego de las hogueras acelera su despertar). A la tierra se le despierta con calor y con golpes (mascletá), de palos o de pies (también golpeando pieles o tambores). Este ciclo durará hasta el solsticio de verano (hogueras de San Juan). A continuación comienza el ciclo de la muerte, pero este es otro asunto.
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Serrín, tablas o muebles viejos amontonados en forma de hoguera despertaron la imaginación del artista que fue, poco a poco, dando forma cultural a ese amasijo anárquico de objetos. Hay mucha gente que viene, solamente, a ver estas creaciones artísticas. Ahí queda la cosa.
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Pero las religiones modernas, es decir, las religiones de un dios revelado entraron pronto en competencia con el animismo. La figura de la Virgen (aunque virgen) generadora de vida viene muy a cuento. En este caso bajo la advocación de Los Desamparados. A la Virgen se le ofrecen flores, es decir, gineceos, una alegoría del origen de la vida. La Iglesia vio en la fiesta una forma óptima de acabar con el paganismo.
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Como en toda fiesta popular hay un punto de crítica social. Así como en los dances de Aragón están los dichos populares, en Valencia, se escribe en cartelones al pie de cada ninot o figura de cartón, el reproche o la alabanza (esta última, en pocos casos) a los poderes políticos, económicos o sociales.
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Hay también quienes se desentienden de estas disquisiciones anteriores y aprovecha para hacer alguna compra (antes se hacía más que ahora).
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Otras personas aprovechan la visita a las fallas para conocer la historia del pueblo valenciano.
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Finalmente señalar la parafernalia que se monta en cada casa con ocasión de las fallas. Tal trajín de gasto superfluo, vestido, alhajas, cuotas del casal fallero, petardos, reuniones, etc., etc. desemboca en una explosión de emociones con ocasión del desfile, la ofrenda, pero sobre todo en las mascletás (sentido animista). Y colorín colorado.
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