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jueves, 12 de marzo de 2020

Marzo2020/Miscelánea. ¡HARTOS DE VINO!

CÓMO AFRONTA EL VINO LA ACTUAL CRISIS
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La sociedad contemporánea sufre estrés galopante. Todo cambia de un día para otro. Las crisis se suceden por momentos. No acabamos de suturar las heridas de la crisis pasada cuando se presenta esta nueva del coronavirus. La cuestión está en adaptarse lo antes posible a la nueva situación cuando no se ha tenido la precaución de intuir el futuro y cambiar las estructuras básicas de producción . Una persona joven puede hacerlo y el trabajo, desde casa (tele-trabajo), en una sociedad post-industrial en la que las oficinas están aquí y las empresas en China o Marruecos, es lo normal. Lo mismo cabe decir para la educación y, pronto, para la medicina.  El problema viene cuando los sectores productivos españoles, tradicionales y reacios al cambio, no se adaptan a las necesidades de la competencia, de la producción y del mercado.
Veamos el caso de la D. O. Cariñena. Un sistema de producción que no tiene en cuenta el mercado y produce en grandes cantidades. Tres cosechas en un año. No tiene mercado. Una bodega compra una bodega para Cava sin tener, tampoco, mercado... Un disparate. El resultado del negocio viene dado de esta forma cuando, quien dirige el complejo agroindustrial son los propios agricultores, sin preparación y apegados a prácticas caciquiles.  Se produce una cantidad de vino que está fuera de las expectativas de venta.
Por qué se produce esto, pues, porque el agricultor / viticultor produce de acuerdo con sus propios y egoístas intereses. Piensa que una  gran producción, producirá unos grandes beneficios… Pero, como ya se veía venir, las cosas han cambiado. Desde hace un tiempo señalan las encuestas que, hay una caída en el consumo de vino. Por lo tanto, hay que adaptar la producción al consumo.
Pero no es eso todo. La receta la han diseñado los expertos desde hace tiempo con una fórmula muy simple: SEGURIDAD, CALIDAD Y MERCADO.
Los accidentes laborales con consecuencias mortales han tenido generalmente ocasión en cooperativas (Encinacorba y Paniza), nunca en bodegas. Y esto es así, por ahorrarse un dinero en el tema de SEGURIDAD. Piensan que ahorrando costos de producción obtenemos mayor beneficio.
En segundo lugar, la gente bebe menos vino pero, de mayor calidad. Por lo tanto hay que estar preparados para acabar progresivamente con la venta de vino a granel, es decir, con la botella de entre dos y cinco euros.
Y, finalmente, la parte más costosa del proceso consiste en establecer cada bodega o cooperativa su propia red comercial. Para ello hay que destinar grandes cantidades de dinero y habilitar personal capacitado para la tarea. Para comprender la tarea pendiente cabe señalar que la cartera de clientes tiene un valor tan básico como las propias instalaciones agroindustriales. Sin mercado, es un absurdo producir vino. A tal punto hemos llegado que me señalaba un socio de la Cooperativa San Valero que tiene en torno a 30 millones de litros en stock y algunos agricultores han tenido que devolver el adelanto sobre la cosecha de este año.
Si ahora, como consecuencia de la crisis actual, se produce una nueva contracción del mercado, la situación puede ser dramática.
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Paseo de Cariñena
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